En las prácticas tradicionales de yoga, como por ejemplo el Hatha, se suelen esperar con ansias los últimos ocho minutos para así despejar la mente y relajar los músculos, tan exigidos durante la jornada. Si así muchos logran distenderse, ¿se imagina los efectos de una práctica de 45 minutos que se realiza recostado, con los ojos cerrados, cuyos efectos son comparables con los de cuatro horas de sueño?
La técnica existe y ya se practica en el país. Se trata del Nidra Yoga, en el que la persona debe permanecer inmóvil durante toda la clase con los ojos cerrados sin llegar a quedarse dormido. Así se busca llegar a un estado entre el sueño y la vigilia en el que se logra una relajación profunda.
Este sistema de meditación, en el que se combina un recorrido de conciencia del propio cuerpo con visualizaciones que ayudan a la apertura de los sentidos, ofrece beneficios múltiples según quienes lo dictan y lo practican, entre ellos renovarse de la misma manera que con una siesta larga, calmar dolores, contrarrestar los efectos nocivos del estrés y hasta facilitar los procesos de aprendizaje. ¿Pero cómo?
El instructor Matías Dieguez explicó que cada técnica empleada en el Nidra, llamado Yoga del Sueño, tiene su propia finalidad. “En primer lugar, mejora el estado de concentración porque se hace un recorrido de conciencia a lo largo de todo el cuerpo al mencionar cada una de sus partes. Esto se realiza con un ritmo veloz. Lo que logra la secuencia es abstraerse de los pensamientos y prestar más atención a la guía del profesor. Así, con un estado el sueño y la vigilia, la mente logra recordar una historia contada en ese momento en cerca de un 80%”, indicó.
Por ayudar a mantener el foco, el Nidra es altamente recomendado para estudiantes y las personas hiperconectadas a las redes sociales, para las cuales la concentración se vuelve todo un desafío. Es que, en palabras de Dieguez, el Yoga del Sueño se realiza “con los ojos cerrados pero con los sentidos abiertos” y “en este estado la mente es capaz de incorporar cualquier información”. Incluso, con tiempo y constancia “se puede reprogramar el comportamiento y la conducta, ya que el Nidra permite eliminar patrones mentales arraigados en el inconsciente”.
¿Pero de que forma se barre con los pensamientos negativos? ¿Cómo lograr regenerar el cuerpo en poco tiempo y hasta incluso aliviar dolores? Con el empleo de las polaridades, la sugestión y la visualización.
En primer lugar, las polaridades se realizan para conectarse con distintas sensaciones, por ejemplo las de frío y las de calor durante las prácticas de Nidra. Según explico Dieguez, quien dicta las clases junto a Guillermina Wasowski, “en el yoga terapéutico se utilizan mucho las polaridades, ya que si un paciente está en tratamiento con síntomas densos, se trabaja con su opuesto que es la sensación de bienestar”.
“Si bien el dolor no se cura con la palabra, el Nidra logra movilizar internamente al paciente, que asume que está pasando por un tratamiento para estar mejor, ir hacia la otra polaridad”, agregó.
Se sabe que las dolencias crecen cuando la persona está nerviosa y que si no acepta el momento por el que pasa, el malestar será peor. Para contrarrestar los efectos del estrés se utiliza la sugestión. “Al ya decir que 45 minutos de Nidra equivalen a cuatro horas de sueño, la gente tiene ganas de probar, y luego de la práctica, la gran mayoría de los asistentes se sienten renovados como si hubieran tomado una siesta, a pesar de que nunca llegaron a quedarse dormidos”, explicó el instructor.
Por otro lado, tras el recorrido corporal, “los alumnos toman conciencia de que efectivamente están descansando, por eso 45 minutos equivalen a horas”. Esto sucede porque en determinadas ocasiones, a pesar de que se duerma por un tiempo considerable, las personas no se sienten renovadas al día siguiente.
“Aunque el cuerpo avise que es hora de ir a la cama, la gente come antes, o hace alguna tarea, por lo que el sueño llega con mucha presión, uno se lleva a esa mochila consigo y al otro día llega la decepción al no sentirse renovado. Eso no ocurre a las técnicas ya que se busca eliminar las distracciones y ampliar la conciencia”, agregó.
Interiorizarse, eliminar distracciones y dedicarse un momento para indagar en uno mismo son algunas de las ventajas del Nidra. Otras son que, al practicarse acostado, lo puede realizar casi cualquier persona y aunque se puede realizar de forma individual, se sugieren las prácticas grupales.
Las únicas contraindicación es para los pacientes con esquizofrenia, “ya que algunas viisualizaciones pueden llegar a ser movilizantes”. Mientras que a las personas con epilepsia se les sugiere “realizar una clase individual con un instructor que sepa reaccionar en caso de crisis”.
Con recursos simples como una manta, un texto en donde se realiza todo un recorrido de conciencia corporal y visualizaciones que permiten llegar a expandir los sentidos, el Nidra promete contrarrestar los efectos de una sociedad vertiginosa. La clave, frente a tantos estímulos externos, es llegar a lo más profundo del ser, con la dedicación y el compromiso que amerita el encuentro con uno mismo.