Mientras se disfruta del sol y del aire libre, los ojos pueden recibir un exceso de radiación ultravioleta. La mayoría de la gente ve la necesidad de proteger su piel con un bloqueador solar pero muchos desconocen que la exposición a los rayos ultravioletas puede causar daños oculares irreversibles, como cataratas o degeneración macular entre otros.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3.2 millones de personas se quedan ciegas cada año debido a la exposición prolongada a los rayos UV.
En los más pequeños, el control a la exposición solar debe ser aun más riguroso, ya que reciben en promedio tres veces más radiación anual que los adultos.
Por otro lado, la práctica de deportes como el fútbol, golf, básquet o tenis sin la protección correcta, es de alto riesgo para la visión, ya que puede provocar lesiones desde moretones, hemorragias y predisposición a cataratas, hasta desprendimiento de retina y en casos graves pérdida del globo ocular.
Las más comunes son el trauma o golpe directo, las lesiones penetrantes y los daños por radiación provenientes de los rayos solares. Menos comunes son las caracterizadas por rasguños o cortaduras, usualmente provocadas por dedos, rotura de un lente u objeto filoso o puntiagudo que se inserta en el ojo. Estas lesiones pueden variar desde un arañazo en la parte frontal del ojo (abrasión en la córnea) hasta laceraciones en el párpado o globo ocular.
Con respecto a los daños originados por la exposición constante a los rayos solares, estas acarrean riesgos a largo plazo, como la inflamación de la córnea y la conjuntiva o cataratas. Por eso, la clave para prevenirlas es utilizar lentes de protección. No sólo frente a una exposición durante las vacaciones se pueden sufrir éstas lesiones, sino que la sobreexposición cotidiana incide sobre la salud de los ojos y genera un daño acumulativo que predispone la aparición de alteraciones oculares.
Se deben elegir aquellos que cumplan las recomendaciones de la OMS sobre el cuidado de la salud visual, ya que bloquean el 100% de la radiación UVA y UVB solar, así como también se adaptan automáticamente a los cambios de luz en cualquier ambiente por su propiedad fotosensible, además de reducir el deslumbramiento que distrae e incapacita.
Fuentes: Trasnsitions Optical