A pesar de la legalización de la eutanasia o el suicidio asistido en cada vez más países, menos del 5 % de las muertes anuales en todo el mundo son el resultado de estas prácticas, según un estudio publicado hoy por la revista especializada JAMA, de la Asociación Médica Estadounidense.
La cifra de muertes por eutanasia o suicidio con asistencia médica (PAS, por sus siglas en inglés) oscilan entre el 0,3 % y el 4,6 %, según una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania, en EEUU.
«Existe la percepción de que la eutanasia y el suicidio con asistencia médica están extendidos, sin importar cuál es su estatus legal», afirmó el director del Departamento de Ética Médica y Políticas de Salud de la Facultad de Medicina de Perelman, en la Universidad de Pensilvania, Ezekiel J. Emanuel.
En la eutanasia es un doctor el que activa e intencionalmente acaba con la vida del paciente mediante recursos médicos, como una inyección relajante neuromuscular.
En cambio, en el PAS o suicidio asistido, el médico solo prescribe o provee los fármacos que causarán la muerte del paciente, pero este es el que se los administra.
Ambas prácticas son legales en los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Colombia y Canadá.
Solo el PAS, pero no la eutanasia, es legal en Suiza y cinco estados de EE.UU.: Oregón, Washington, Montana, Vermont y California.
El perfil del solicitante de eutanasia, en el 70 % de los casos, es el de un hombre blanco, joven, sin afiliación religiosa y que ha recibido una educación avanzada, según el informe.
La opinión pública en EEUU y Europa tiende a creer cada vez más que la eutanasia es un método «rápido, indoloro y preciso», pero su aceptación también tiene que ver con el peso de la religión en las sociedades contemporáneas.
La tendencia es que el apoyo a la eutanasia aumenta «a medida que los porcentajes de religiosidad decrecen», señaló Emanuel.
Al contrario, en Europa del Este, tras la caída del comunismo, aumentó la religiosidad y decreció el apoyo a la eutanasia.
Con todo, los investigadores de la Universidad de Pensilvania piden que se elaboren más estudios sobre la eutanasia, ya que los datos sobre aceptación y uso real son escasos.