La extracción de coágulos de las arterias coronarias durante una angioplastia no tiene ningún efecto terapéutico e incluso puede aumentar el riesgo de accidente vascular cerebral, mostró un amplio estudio clínico.
Este nuevo trabajo fue conducido sobre más de 10.000 pacientes de 20 países que recibieron una angioplastia para tratar una arteria bloqueada. Esta intervención se realiza tras abrir la arteria coronaria con ayuda de un catéter y un globo que se infla antes de insertar un resorte (stent) para mantener abierta la vía.
La mitad de los pacientes fue sometida además a una trombectomía, una práctica frecuente durante las angioplastias que consiste en extraer los coágulos por succión con una jeringa.
Solamente en EEUU, más de un millón de personas al año son tratadas con una angioplastia, de las cuales 20% reciben además una trombectomía.
Tras un estudio de seis meses, los investigadores no encontraron ninguna diferencia en los dos grupos de pacientes (angioplastia y angioplastia más trombectomía) en términos de tasa de mortalidad cardiovascular, infarto o deficiencia cardíaca.
«La lección de este estudio es que no se debería hacer la trombectomía de forma rutinaria», explica Sanjit Jolly, profesor adjunto de cardiología de la Universidad McMaster en Hamilton (Ontario) en Canadá, y quien dirige el experimento clínico.
El estudio fue presentado durante el tercer y último día de la conferencia anual de la American College of Cardiology (ACC), reunida en San Diego en California. También fue publicado en la revista médica estadounidense The New England Journal of Medicine.
«Dado los efectos nefastos que hemos observados, estos resultados sugieren que la trombectomía deben ser sólo una terapia de emergencia en caso de que la angioplastia no consiga abrir la arteria», dijo.
Antes de este estudio, los médicos pensaban que retirar los coágulos podía reducir el riesgo de un nuevo accidente cardiovascular y otros problemas, recordó Jolly.