¿Qué es realmente la epilepsia?

Claves para detectar y tratar la epilepsia (Foto: Pixabay)
Claves para detectar y tratar la epilepsia (Foto: Pixabay)

Decimos que una persona es epiléptica cuando presenta dos crisis que ocurran con un intervalo mayor a veinticuatro horas ó una crisis asociada a una lesión cerebral o a un electroencefalograma anormal.

¿Cuáles son las principales causas de la epilepsia?

Las causas son múltiples y variadas: infecciones del sistema nervioso central, como la meningitis y la encefalitis, traumatismos en la cabeza, tumores o accidentes cerebrovasculares (ACV), entre otros.

Existen dos picos de prevalencia para esta enfermedad. Uno de ellos es rondando el año de vida, donde prevalecen las causas genéticas y las infecciones. El otro pico se produce en el adulto mayor (después de los 65 años de edad), donde el rol causal principal está dado por lesiones cerebrales adquiridas tales como las que detallamos previamente.

¿Cómo reconocer que podés estar frente a un posible caso de epilepsia?

El síntoma más conocido de la epilepsia son las convulsiones, pero no es el único indicador. La mayoría de los episodios se dan de inesperadamente, y pueden adoptar distintas formas de manifestación. Los más llamativos son: rígidez corporal, pérdida de la conciencia y sacudidas bruscas del cuerpo. Existen también las crisis de ausencia, donde quien lo padece se «desconecta» del contexto por unos segundos, presentando mirada fija y falta de respuesta ante los estímulos. Por último, podemos encontrarnos frente a las llamadas “crisis focales”, en la que la persona puede mostrar signos de desorientación, movimientos de una parte del cuerpo (brazo o pierna), percibir sonidos inexistentes o ver las cosas con otros colores o formas.

¿Cuáles son algunos de los mitos que rodean a la epilepsia?

Mucha gente piensa que es una enfermedad contagiosa, que la persona se puede tragar la lengua durante una convulsión, que las mujeres con epilepsia no deberían amamantar, y que todas las personas que la padecen son mentalmente discapacitadas. Estos prejuicios, entre muchos otros, son sólo mitos.

¿Cómo se trata la epilepsia?

Gracias al estudio científico constante y los avances de la ciencia, la epilepsia es una patología con altísimo éxito de control que, en la mayoría de los casos, permite al paciente llevar una vida normal.

Los objetivos que perseguimos con el tratamiento son, prioritariamente, detener las crisis y reducir sus efectos secundarios.

El tratamiento más común es con fármacos, cuya toma periódica ayuda a mantener bajo control las crisis. Cerca del 70% de los pacientes responde exitosamente a este tratamiento, mientras que en casos más específicos se requiere de una intervención quirúrgica o de una dieta específica.

¿Qué debemos hacer ante una crisis convulsiva?

Ser testigos de un episodio convulsivo nos puede generar miedo, ansiedad y angustia.

Inicialmente, debemos posicionar a la persona que está padeciendo la convulsión de forma tal que evitemos que se “aspire” con su propia saliva, por lo que la pondremos de costado sobre una superficie firme protegiendo la cabeza con una almohada o algo similar. Es importante contabilizar el tiempo de duración de la crisis: éste es uno de los primeros datos que te preguntará el personal de salud. No intentar forzar la mandíbula del enfermo/a durante el episodio, ya que se produce una contractura tan fuerte que al intentar contrarrestarla se puede provocar un daño importante. Una vez finalizada la crisis, no dar agua ni alimentos en forma inmediata hasta corroborar que el paciente esté completamente despierto y capacitado para tragar sin aspirarse.

Lo aconsejable es apoyarse rápidamente en el personal médico, sobre todo si presenciamos algunos de estos escenarios, a los que llamaremos “Banderas Rojas”:
-Cuando la crisis dura más de 5 minutos, o si la persona no termina de recuperarse y/o presenta inmediatamente una segunda crisis.
-Cuando la persona es desconocida por nosotros y no sabemos si tiene o no antecedentes de epilepsia.
-Cuando hay dificultad respiratoria luego de la crisis.
-Si se trata de una embarazada.
-Si hay signos de lesiones en la cabeza o en otra parte del cuerpo posterior a la crisis.

En estos casos, es recomendable acudir rápidamente a un servicio de emergencias para minimizar riesgos y complicaciones.

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