Un reciente estudio logró clasificar qué zonas del cuerpo son más sensibles a las caricias y los besos. Se trata de un proyecto conjunto entre dos universidades del Reino Unido y otra de Sudáfrica, en el que se les pidió a hombres y mujeres que calificaran las partes corporales en términos de placer.
La investigación difundida por el diario británico The Guardian buscaba identificar cómo el cerebro organizaba las zonas erógenas y para elaborar sus conclusiones, encuestaron a 800 participantes.
Los primeros puestos fueron ocupados por los genitales, seguido de los labios, las orejas, la parte interior de los muslos y hasta los omóplatos. Sin embargo, los neurocientíficos se sorprendieron de que los pies tuvieran una calificación en extremo baja y que los voluntarios no consideraran esta área como “sexualmente atractiva”.
La baja calificación de las extremidades descarta otras teorías sobre la distribución de las zonas placenteras, en las que se sugería que debían considerarse erógenas ya que los receptores del cerebro que se ocupan de los pies están al lado de los que se encargan de los genitales.
Otro de los aspectos que llamaron la atención de los científicos fue la uniformidad de las respuestas. Según el profesor Oliver Turnbull, de la Facultad de Psicología de la Universidad de Bangor, quien encabezó el estudio “muchos supusieron que el cuerpo de las mujeres tienen muchas zonas erógenas mientras que el de los hombres sólo una, la obvia”. Sin embargo, Turnbull dice que esto “no es así” y que las mujeres apenas poseen una “modesta ventaja”.
El estudio denotó ciertas diferencias en la respuestas entre los distintos sexos, por ejemplo las mujeres no reconocieron la parte posterior de sus piernas mientras que para los hombres eran tan importantes como las orejas en materia de erotismo. Por último los varones consideraron a sus manos erógenas mientras que ellas no le otorgaron una calificación alta.
