Un grupo de expertos estadounidenses introdujo un concepto novedoso que establece una nueva categoría: «la esperanza de vida sexual«, es decir, la media de años que una persona mantendrá relaciones sexuales.
Los científicos aseguraron que la frecuencia de encuentros íntimos, la calidad de los mismos y el interés por mantenerlos parece ser mayor en el grupo masculino que en el femenino y esta disparidad se va acentuando con la edad, según la principal autora de la investigación, Stacy Tessler, profesora de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Chicago (Estados Unidos).
Por ejemplo, a los 50, el porcentaje de mujeres (65,6%) y de hombres (69,7%) que califica sus relaciones sexuales como buenas no dista mucho. Sin embargo, entre los 75 y 85 años, sólo la mitad de ellas confiesa que son satisfactorias, frente al 71% de sus compañeros.
En cuanto a la actividad sexual, «va declinando con el paso del tiempo en ambos sexos, pero especialmente en las mujeres». De hecho, entre los 75 y los 85 años, el porcentaje de hombres sexualmente activo (38,9%%) duplica al de sus contemporáneas (16,8%). Y aún más: sólo el 11% de ellas asegura estar interesada en el sexo, comparado con el 41% de los varones.
Un elemento clave en estas diferencias radica en que «hay más viudas que viudos». Tal y como concluye este trabajo, publicado en la revista ’British Medical of Journal’, el 72% de los varones entre 75 y 85 años tiene pareja; mientras que menos del 40% de las mujeres la mantiene. Es decir, «no es que la sexualidad sea menos importante para ellas ni que estén menos interesadas. El deseo sexual es igual para ambos. Uno de los motivos por los que tienen menos relaciones íntimas es porque perdieron a su pareja«, argumenta Manuel Lucas Matheu, presidente de la Sociedad Española de Intervención en Sexología.
Para llegar a las anteriores conclusiones, el equipo de investigadores de la Universidad de Chicago analizó los datos de más de 6.000 participantes entre 25 y 85 años. También se valoró el nivel de salud general de cada individuo. De esta manera, se observó la asociación entre el estado físico y los encuentros íntimos. «Hemos visto que la buena salud incidía en una mayor frecuencia de relaciones en los hombres y en la calidad de la vida sexual de las mujeres«, señalan. Además, quienes se encontraban en buen estado físico estaban casi dos veces más interesados que aquellas personas con una peor salud.