Si bien la automedicación se traduce en un riesgo para la salud, existen situaciones que hacen de éste un hábito especialmente preocupante como el embarazo. Cerca del 32 % de un total de 1338 mujeres que esperaban un bebé se automedicaron durante la gestación. Este resultado surgió a partir de un estudio –basado en encuestas y entrevistas– que se realizó entre diciembre de 2007 y diciembre de 2008, en hospitales públicos pertenecientes a 20 distritos de la provincia de Buenos Aires.
La investigación fue realizada por especialistas de las facultades de Ciencias Médicas y Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata Argentina (UNLP), y de la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires (FEMEBA). Los resultados del trabajo fueron publicados en la Revista de Salud Pública.
“Los motivos más frecuentes que originaron la automedicación fueron fiebre, dolores osteomusculares e infecciones de vías aéreas superiores”, indicó uno de los autores principales del estudio, el doctor Gustavo Horacio Marín, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNLP. Y agregó: “El grupo de embarazadas que se automedicaron lo hicieron con remedios pertenecientes al grupo de antimicrobianos (40,9%); analgésicos (38,5%); antieméticos (30,8%), complejos polivitamínicos (19,7%); antimicóticos (18,7%), anti-tricomoniasicos para tratar parásitos vaginales (15,8%); laxantes o anti-diarreicos (11,9%), ansiolíticos (6.7%), corticoides (5,7%), broncodilatadores (4,7%) o antihistamínicos (4,6%). La mayoría de la gestantes que se automedicaron lo hicieron utilizando múltiples fármacos”.
“Considerando la clasificación de riesgo de la agencia reguladora de alimentos y medicamentos de Estados Unidos (FDA, según sus siglas en inglés) se detectó que un 3,2 % de los medicamentos consumidos tenían una contraindicación absoluta para su uso en el embarazo por tratarse de remedios que pueden afectar el desarrollo fetal, por ejemplo isotretionina que se encuentra como componente de algunas cremas reparadoras de la piel; 7,2 % conllevaban un riesgo cierto de alteraciones fetales, tal es el caso de algún antihipertensivo como el enalapril; y un 11,1 % (por ejemplo algunos descongestivos como fenilefrina) que poseía un riesgo potencial para las mujeres gestantes”, indicó el doctor Marín.
“Las causas de la automedicación en el embarazo se asocian al auto-tratamiento de algunos síntomas comunes como dolor o infecciones banales; a la repetición de tratamientos para síntomas o padecimientos prescriptos durante períodos en los cuales la persona no se hallaba embarazada, o bien la necesidad de mitigar nuevos síntomas asociados al embarazo como dolores lumbares, vómitos, nauseas, o constipación. Si bien existe alguna idea sobre el riesgo al cual se lo expone al bebé con esta conducta, la mayor parte de las veces existe un desconocimiento o al menos una ausencia de alerta sobre las implicancias de automedicarse”, destacó Marin.
En general, se ha instalado en la comunidad la idea de una supuesta inocuidad de algunos fármacos, afirma el especialista. Y continua: “Sin embargo, debe destacarse que cualquier medicamento que no sea expresamente indicado por el profesional de la salud para una situación determinada, conlleva un riesgo y por lo tanto debe evitarse, en especial durante el período de embarazo”.
Para los autores del estudio, “es deseable que se pueda reducir el consumo de medicamentos al mínimo indispensable durante la gestación”. Y recomiendan que su empleo se limite a la profilaxis de defectos del tubo neural a través de suplemento de ácido fólico, a la profilaxis de anemia a través de la ingesta niveles adecuados de hierro o al tratamiento de enfermedades previas o que debuten durante el embarazo, como por ejemplo anemia, diabetes o hipertensión.
“El uso de fármacos durante el periodo de gestación puede tener un impacto muy negativo en el futuro de los niños por nacer. Resulta necesario desalentar el uso de medicamentos sin prescripción médica. Los sistemas de salud se esfuerzan por atender eficazmente las malformaciones y complicaciones del embarazo, las cuales muchas veces se asocian a un uso indebido de fármacos durante la gestación. Por esta razón, las políticas públicas deben dirigirse a evitar la automedicación y prevenir desarrollos anormales del feto, así como también complicaciones obstétricas asociadas al uso irracional de medicamentos”, concluyó el doctor Marin.
Otras conductas peligrosas
El estudio reveló también que el consumo de tabaco durante la gestación se dio en el 26,1 % de las encuestadas, “dato preocupante ya que esa conducta se asocia a un mayor riesgo de aborto, a un bajo peso al nacer o a problemas respiratorios de los niños”, subrayó Marin.
Por otra parte casi el 60 % de las encuestadas admitió haber consumido alcohol durante el período de gestación. “Si bien se considera que para cualquier persona el límite de peligro en la ingesta es de 30 gramos de alcohol al día (es decir 1 copa de licor o 3 copas de vino), en el caso de las embarazadas, se recomienda evitar la ingesta por completo ya que el alcohol atraviesa la placenta muy rápido y llega al feto fácilmente. Como el bebé es inmaduro, tarda mucho tiempo en metabolizarlo y esto puede provocar daños como malformaciones, bajo peso, retraso mental o menor capacidad de atención o problemas de conducta”, explicó el investigador de la UNLP.
La investigación también demuestra que existe un consumo otras sustancias adictivas como marihuana y cocaína durante la gesta, 3,2 % y 0,4 % respectivamente.
Fuente: Agencia Cyta – Fundación Institulo Leloir