Más de dos millones de personas accedieron al agua y al saneamiento desde 1990

De acuerdo con un nuevo informe, la cifra significa un aumento del 13%. Pero pese a las mejoras aún existen asignaturas pendientes.

Cerca de una tercera parte de la población mundial ganó acceso al agua apta para el consumo humano y a medios dignos de saneamiento básico desde 1990, informó  la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En cuanto a la posibilidad de beber agua de fuentes confiables, casi 2.300 millones de personas más pueden hacerlo desde 1990, de las cuales 1.600 millones se han beneficiado con conexiones de agua directas a sus hogares u otros recintos en los que viven.

Estas nuevas cifras, contenidas en un informe presentado por la organización en Ginebra, implican que el 89% de la población mundial utilizaba ya fuentes mejoradas de agua a finales de 2012, lo que implica un 13% más.

Sólo hay tres países en el mundo donde menos de la mitad de la población tiene acceso a fuentes de agua segura: República Democrática de Congo, Mozambique y Papúa Nueva Guinea.

Asimismo, 2.000 millones de personas ganaron acceso a instalaciones de saneamiento desde 1990, con lo que se calcula que el 64% de los habitantes del planeta ahora cuentan con ese servicio, un 15% más en relación a 1990.

Esto implica que la práctica de defecar al aire libre en los países en desarrollo, que es donde más se practica, ha pasado del 31% de la población en 1990 al 17% en 2012.

Pese a la mejora, todavía 1.000 millones de personas están obligadas a efectuar sus necesidades de ese modo, aunque el 82% de estas personas viven en tan solo una decena de países.

Más de la mitad del total vive en India (597 millones), a la que siguen Indonesia (54 millones) y Nigeria (39 millones).

Otro dato que choca de los divulgados por la OMS es que hay 46 países donde al menos la mitad de toda la población no utiliza instalaciones mejoradas de saneamiento, todos ellos en África y Asia.

Al presentar el informe, la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neyra, comentó que el próximo desafío para el mundo consiste en «acelerar el acceso» a ambos servicios para los grupos desfavorecidos.

«Un primer paso esencial es determinar mejor quién, cuándo y cómo la gente tiene acceso a agua potable y saneamiento mejorado, de modo que podamos centrarnos en aquellos que no tienen acceso a las instalaciones mínimas», señaló.

La diferencia de acceso entre las ciudades y las áreas rurales también se ha reducido notablemente.

En 1990 más del 76% de gente que vivía en zonas urbanas tenía acceso a saneamiento básico, frente a sólo un 28% en las rurales. Según los últimos datos, ahora se trata del 80 y del 47%, respectivamente.

En términos de agua potable, el 95% de residentes urbanos tenían acceso a ella a principios de los noventa, con respecto al 62% en zonas rurales. Poco más de dos décadas después, esos porcentajes han pasado al 96 y el 82%, respectivamente.

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