Alrededor de mil millones de personas en el mundo padecen enfermedades tropicales desatendidas y, aunque se han mejorado los esfuerzos globales por controlarlas, todavía amenazan la salud de millones de personas, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un informe, el organismo advirtió de que aún hay afecciones, como es el mal de Chagas (presente en Latinoamérica) o la elefantiasis, que prevalecen en algunos países, sobre todo en los más pobres, y empeoran la calidad de vida de sus habitantes.
A pesar de que desde 2003 los gobiernos, las farmacéuticas y las organizaciones se «han concienciado» del efecto de estas enfermedades en la salud pública, su existencia frustra la posibilidad de la consecución de algunos Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relacionados con la salud, aduce la OMS.
«Se necesitan esfuerzos globales para controlar estas enfermedades ‘ocultas’, como es el caso del gusano de Guinea (dracunculiasis), la lepra o la elefantiasis, entre muchas otras», reza el informe.
Uno de los casos más favorables de los últimos años ha sido la casi erradicación de la afección conocida como el «gusano de Guinea» (abundante en África del norte y ecuatorial y que es causante de llagas ulcerosas muy dolorosas) gracias a la atención prestada por los gobiernos, los donantes y las ONG. «Desde 1989, el número de casos de esta enfermedad ha caído de 829.055 en 12 países a 3.190 en 4 países en 2009, un descenso de más del 99%», dice la OMS, y lo destaca para que sirva de ejemplo en la lucha contra otros males, también olvidados.
Lo contrario ha ocurrido con el dengue, una enfermedad viral aguda transmitida por un tipo de mosquito que provoca altas fiebres y que predomina en los trópicos, en especial en África, el norte de Australia, Sudamérica, Centroamérica, México, y en el Sudeste Asiático, que es la región donde se registran más muertes. La afección se ha extendido en América debido a la insuficiencia de campañas preventivas y a los movimientos de población, así como a consecuencia de algunas manifestaciones del cambio climático, aduce la OMS, con el resultado de que esta región registra brotes de cada tres a cinco años, cuando la frecuencia anterior era menor.
Otros males que cita la OMS en su listado de diecisiete afecciones olvidadas son la «úlcera de Buruli«, la «enfermedad del sueño», la «ceguera de los ríos» o la «equinococosis».
El organismo propone la prevención, el control, la provisión de agua potable y la salud pública, tanto para personas como animales, como herramientas para luchar contra estas enfermedades, cuyo desconocimiento y desatención eleva los costos de sus tratamientos y los hace aún más inaccesibles.
Para ilustrar la falta de acceso a las medicinas, el informe muestra que la suma del absentismo laboral y las muertes por la enfermedad de Chagas en Latinoamérica cuestan 1.200 millones de dólares a esa región, un frío reflejo derivado de la desatención médica a los pacientes.
En vistas a mejorar los tratamientos, hacerlos más accesibles y abaratar su costes, la OMS instó a «iniciar investigaciones para desarrollar nuevas medicinas y diagnósticos que sean accesibles a todos los afectados por estas enfermedades desatendidas».