Ratas con lesiones en la médula espinal y parálisis parciales lograron caminar gracias a una terapia de estimulación eléctrica y química y al uso de un arnés robotizado, indica un estudio suizo publicado en EEUU. Los resultados son esperanzadores para una futura aplicación en humanos.
El trabajo, publicado en la revista Science e iniciado hace cinco años en la Universidad de Zúrich, «revela un profundo cambio en la comprensión del sistema nervioso central», según los autores.
Aunque insisten en no tener certeza de que «técnicas de rehabilitación similares puedan ser utilizadas con éxito en seres humanos», señalan que «la regeneración de los nervios observada (en las ratas) apunta a nuevos métodos de tratamiento de la parálisis».
«Después de dos semanas de rehabilitación neurológica con una combinación de estimulación electroquímica y el uso de un arnés robotizado, las ratas en este experimento no sólo pudieron caminar, sino que rápidamente comenzaron a correr, subir una escalera y evitar obstáculos», dijo Gregory Courtine, autor principal del estudio y presidente de la Fundación Internacional de Paraplejía (IRP, por sus siglas en inglés).
«Esto es la Copa del Mundo de la neuroreahabilitación», agregó Courtine, jefe del departamento de tratamiento de las lesiones de la médula espinal en la Ecole Polytechnique Federale de Lausana (EPFL)
La terapia combina una estimulación electroquímica de la médula espinal, que imita las señales que el cerebro enviaría normalmente para iniciar los movimientos en las extremidades, con un dispositivo de rehabilitación que ayuda a las ratas a permanecer en pie.
Courtine y su equipo inyectaron a las ratas una solución química que desencadena una respuesta de las células nerviosas. De este modo establecen vínculos con los receptores de dopamina, adrenalina y serotonina, neurotransmisores situados en las neuronas de la médula espinal.
Este cóctel sustituye a los neurotransmisores normalmente segregados por el organismo en sujetos sanos y actúa estimulando las neuronas permitiéndoles coordinar los movimientos de las extremidades inferiores cuando es necesario.
De 10 a 20 minutos después de las inyecciones, los investigadores estimularon eléctricamente la médula espinal de las ratas con electrodos. «Tuvimos un gran porcentaje de éxito con estos animales. Siempre observamos en los animales tratados la recuperación del movimiento voluntario. En algunos animales fue débil, en otros fue espectacular», afirmó Courtine, precisando que las pruebas se hicieron en 100 ratas.
Este estudio proporciona la primera prueba de que una terapia podría restaurar el movimiento voluntario en humanos. Courtine espera realizar los primeros ensayos en humanos en los próximos años.
«Nuestra frustración, diría, es que sin estimulos eléctricos o químicos la rata no sería capaz de andar de formar independiente», dijo.
Los investigadores del EPFL están coordinando un proyecto europeo con el objetivo de diseñar un sistema de neuroprótesis plenamente operativo para implantar en humanos.
«No pensamos que esto curara la lesión de la espina dorsal. Tenemos que ser claros en esto. No es una cura», añadió.
El experto concluyó que la plasticidad y el alcance de la recuperación «es soprendente», pero dijo que es necesario optimizar todos los sistemas en humanos para «al menos, mejorar la recuperación funcional».