Ocho de cada 100 niños argentinos podrían ser hipertensos

Especialistas coinciden en que la tendencia podría obedecer a la epidemia de sobrepeso y obesidad común en las sociedades urbanas. Recomiendan tomar la presión a niños y adolescentes para una detección temprana de los factores de riesgo.

Ocho de cada cien niños argentinos podrían ser hipertensos y, según consideraron los especialistas esto podría obedecer a la epidemia de sobrepeso y obesidad común a todas las sociedades urbanas. Por tal motivo, los médicos recomiendan tomar la presión a chicos y adolescentes.

Si bien hasta no hace mucho se consideraba que la hipertensión arterial en este grupo etario se daba casi exclusivamente como consecuencia de alguna otra patología asociada, en especial de origen renal o vascular, en la actualidad, los médicos coinciden en que cada día se ven más casos de hipertensión arterial primaria o esencial (sin otras causas) en niños y, sobre todo, en adolescentes.

«Lo más probable es que los adultos que hoy son hipertensos hayan comenzado a serlo en su infancia, y que en su momento nadie les haya tomado la presión arterial», explica la doctora Rosa Simsolo, médica especialista del consultorio de Hipertensión Arterial del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la ciudad de Buenos Aires y miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

 

Simsolo puso de relieve que «cuando un niño o un adolescente desarrolla hipertensión arterial, hay un 70% o más de probabilidades de que sea hipertenso en la edad adulta».

Según la SAHA, a la mitad de los niños argentinos entre 7 y 18 años nunca se les ha tomado la presión, por lo que la especialista advirtió que «detectando la hipertensión o el colesterol alto a edades tempranas, se pueden implementar medidas preventivas y profilácticas para evitar el desarrollo de la hipertensión en el futuro».

Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) muestran lo que ocurre en las mujeres entre 10 y 49 años -un rango de edades muy amplio-: entre las que no tienen problemas de obesidad, el 60,7% tienen presión normal, mientras que sí son obesas, sólo el 27,5% tienen presión normal, y el 41% está en estado de pre-hipertensión o presión limítrofe, es decir: presión arterial sistólica entre 120 y 140 milímetros de mercurio.

Un 31,5% de quienes tienen problemas de sobrepeso ya padece hipertensión arterial en ese rango de edades tempranas, cuando apenas un 8,4% de las mujeres con peso normal tienen ese problema.

Nora Bueno, jefa de Cardiología Pediátrica del Hospital Municipal de Córdoba y miembro de la SAHA, explicó que los principales factores predictores de hipertensión arterial primaria son la herencia genética (los hijos de padres hipertensos tienen más riesgo de serlo) y el haber nacido con bajo peso.

 
«Desde luego, la obesidad y el sobrepeso son el factor principal, sumados a otros que se agregan en la adolescencia, como el hábito de fumar», remarcó Bueno, quien añadió que el otro factor de riesgo muy importante, que puede ser común a niños y adolescentes, son los hábitos de vida sedentarios.

Estadísticas realizadas en 2007 sobre población de adolescentes de colegios secundarios estadounidenses revelaron que un 4,5% de los mismos tienen hipertensión arterial. Otro estudio, sobre un relevamiento de más de 14.000 historias clínicas de chicos entre 3 y 18 años y publicado en la prestigiosa revista Journal of the American Medical Association (JAMA), arrojó resultados en el mismo rango.

En la Argentina no hay cifras tan precisas, pero el fenómeno de la globalización, con sus estándares de alimentación y estilo de vida, hace que los números tiendan a ser similares en todas las sociedades urbanas.

Los especialistas de la SAHA advierten que es importante insistir con el control de la presión arterial en los consultorios pediátricos, lo cual hasta hace pocos años no era en absoluto habitual. «Detectando factores de riesgo en la niñez y la adolescencia, se pueden implementar medidas preventivas muy efectivas para evitar el desarrollo de hipertensión arterial en el futuro», aseguró Simsolo.

Por su parte, Luis Pompozzi, pediatra clínico del equipo de Hipertensión del Hospital de Pediatría «Juan Garrahan» y miembro también de la SAHA remarcó que «si bien la prevalencia de hipertensión en niños y adolescentes es unas 30 veces menor que en los adultos, no dejan de ser cifras significativas».

En general la afección no da síntomas, y sólo es detectable mediante la toma de presión, por lo que Pompozzi aclaró que la mayoría de los casos en niños «se asocian con los mismos factores de riesgo controlables que la hipertensión en adultos, y que esto es tanto más frecuente cuanto más se acerca la edad del paciente a la adolescencia».

 
En cambio, explicó, «cuanto menor es la edad del niño a la que se diagnostica hipertensión, más probable resulta que esta sea causada por alguna otra causa que hay que identificar, por lo que es fundamental hacer un correcto diagnóstico».

 

(Especial de NA, por Leonardo Coscia)

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