¿Qué juguete regalar para el Día del Niño?

Por Celina Abud.- Los hay de todo tipo, colores y materiales. Ante una oferta que abarca clásicos como muñecas y pelotas y modernos como los electrónicos, DocSalud.com consultó a tres psicoanalistas para saber cuál es la mejor opción para cada edad. 

Juguetes, para todos los gustos y edades.

El Día del Niño se consolidó como una fecha más del calendario cultural y si bien es un excelente momento para compartir en familia, los pequeños esperan también un regalo. Sobre la fecha, los padres podrían preguntarse qué juguete es el adecuado para sus hijos, cuáles favorecen su imaginación, qué opción elegir de acuerdo a las edades y cómo escapar de los estímulos de la publicidad. Para contestar a estas preguntas, DocSalud.com dialogó con tres especialistas expertas en chicos.

“Un buen juguete será aquel que le permita al niño desplegar sus fantasía y creatividad, elaborar situaciones emocionales y favorecer su desarrollo cognitivo”, dijo la doctora María Sánchez Grillo, Psicoanalista con función didáctica de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA). En relación a la imaginación, la doctora Felisa Widder, Coordinadora del Departamento de Niñez y Adolescencia de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), lo mejor para este fin es que los juguetes sean lo menos estructurados posibles.

“Seis cubos pueden ser un tren o una torre, en cambio seis autitos son sólo seis autitos. Si consideramos que los juguetes estimulan en los niños la fantasía y la función de pensar, los llamados ´didácticos´ son los menos figurativos, porque el chico les puede otorgar distintos significados, lo que los psicólogos llamamos ´capacidad simbólica´”, expresó Widder. Por su parte, la doctora Josefina Saiz de Finzi, Psicoanalista experta en bebés y niños, coincide en que “el juguete más simple es el juguete más rico” y que si bien los más elaborados, con partes chicas o con cuerdas son divertidos, “son frustrantes cuando se rompen”.

Existe un consenso de que los llamados juguetes didácticos, así como las muñecas y las pelotas son indicados para todas las edades, en sus distintas formas y tamaños. Pero hay otras opciones que pueden ser polémicas, como por ejemplo las armas. Sin embargo, para la doctora Sainz de Zinzi, “la existencia de un revolver chiquito no se puede negar y no hace daño, ya que forma parte de la fantasía, pero lo que no se debe hacer es incentivar la violencia”. Según la doctora Widder, algunas de estas opciones pueden ser útiles para chicos que necesiten “descargar su agresión” cuando sufren alguna dificultad. “En estos casos los punching balls son muy buenos, ya que se les puede decir al niño ´pegale al punching ball y no le pegues a mamá´. También se pueden jugar con pistolas de agua, que no son dañinas pero sí divertidas”, acotó.

Por otra parte, los padres pueden preguntarse si conviene satisfacer los pedidos de sus hijos cuando desean productos anunciados por televisión o si eligen juegos electrónicos o de Internet, que podrían llevar al sedentarismo y al aislamiento. Para la doctora Sánchez Grillo, “no hay juegos o juguetes que por sí mismos sean buenos o malos”, sino que en todo caso  “será el uso que cada niño realice de ellos lo que se debe atender”. 

En relación a la computadora, la doctora Widder opinó que no atenta contra la integración si el chico la combina con otros juegos y reconoce a este artefacto como una realidad de la época. “Hay cuestiones del desarrollo cultural que hace que los juegos también se modifiquen y el auge de Internet también se debe a que hoy es inseguro jugar al fútbol en una plaza, por lo que este deporte se limita a escuelitas o clubes”, opinó.  Por último, la doctora de Saiz de Finzi rescató el rol de los padres tanto para escuchar a los niños y elegir el regalo en conjunto más allá de los estímulos de la publicidad, así como también  “para mediar entre el niño y los juegos en red”, ya que un vínculo virtual nunca se va a igualar a uno personal y el exceso de tiempo frente al monitor puede dificultar la integración.

Un juguete para cada edad

La doctora Saiz de Finzi, que se dedica a realizar observación de bebés, comentó que durante las primeras etapas de la vida  “los juguetes son una prolongación del cuerpo de la madre”. Por eso, para esa edad son aconsejables los que son “de tela, de textura muy suave, con una gama colorida y los que en contacto con el cuerpo transmiten calor”. Por otra parte, los que tienen sonido como los sonajeros “evocan los sonidos primarios percibidos desde el útero de la madre, como por ejemplo los latidos del corazón”.

Según señaló la doctora Widder, existen juguetes asociados a las distintas etapas evolutivas. “Cuando los niños empiezan a caminar, les gusta los que son con rueditas para que los puedan arrastrar y cuando empiezan a controlar sus esfínteres son ideales los juegos con agua, así como la plastilina, asociada con el control anal”, detalló.

A partir de los 3 y los 4 años, ya pueden emplear “papeles, lápices, crayones y acuarelas”, así como también “títeres y disfraces que favorecen la personificación”, relató la doctora Sánchez Grillo.  Es también entonces cuando comienzan a pedir dos clásicos: los autos y las Barbies. La doctora Saiz de Finzi explicó que estos dos juguetes, representan la sexualidad, ya que los vehículos transportables simbolizan potencia, y las muñecas adultas se asocian a los cambios corporales y las cuestiones típicas del crecimiento, “como elegir el vestuario y tener novio”.

Entre los 6 y los 8 años, los niños comienzan a interesarse por los juegos reglados o de mesa, que, según expresaron las tres especialistas, son muy útiles para incorporar códigos y pautas, saber qué se puede y qué no se debe hacer, identificar qué es ganar y perder, permitir el ejercicio de la competencia y adquirir tolerancia a la frustración.

Ante la consulta de DocSalud.com de si los juegos de mesa pueden incentivar la ludopatía, las especialistas coincidieron en que no y que este trastorno tiene otras raíces, como que el chico tenga padres jugadores y actúe por imitación.

Por último, la doctora Sánchez Grillo recordó que un libro es siempre un buen regalo, ya sean “los que son para el agua y con imágenes para los más chicos” o los clásicos con sus variantes contemporáneas para los más grandes. En sus palabras, ayudan a los niños “a  aumentar su vocabulario, a ejercitar la concentración y a convertirlos en ávidos lectores”.

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