Realizan inédito trasplante de médula a niño rosarino de un año

Kilian nació con un severo mal inmune. La donante fue su madre. Para reducir el riesgo de rechazo se empleó por primera vez un aparato que filtra las células. La evolución del pequeño es favorable.

Fiama y Sebastián, los padres de Kilian.

Médicos de los hospitales Garrahan, de la Ciudad de Buenos Aires y Sor María Ludovica, de La Plata, realizaron en diciembre un trasplante de médula ósea inédito en el país a un nene rosarino de un año.

Según se informó en un comunicado del ministerio de Salud provincial, la donante fue su mamá, pero la novedad es que, para evitar el rechazo, se empleó un aparato de última generación que filtra los linfocitos T, las células que cumplen un rol clave en los problemas de compatibilidad.

El nene, de nombre Kilian Valdemarin, había nacido en Rosario con una grave enfermedad  llamada inmunodeficiencia combinada severa. A quienes la sufren se los conoce como «los chicos de la burbuja», porque, por un defecto genético, carecen inmunidad celular, lo que los hace fallecer a causa de cualquier tipo de infección.

Cuando el nene tenía seis meses le dijeron a sus padres que su hijo no viviría más de un año. Hoy tiene casi dos y ayer, cuando confirmaron que había comenzado a generar sus propias células inmunes, suspiraron con alivio y esperanza.

Hace cuatro meses que la mamá vive en el hospital Sor María Ludovica de La Plata junto a su bebé que, en diciembre, recibió un trasplante inédito de médula ósea. En casos como el de Kilian, “se apela a un hermano como donante, porque suelen ser compatibles, pero en este caso el chiquito es hijo único”, explicó el presidente del Cucaiba, Adrián Tarditti.

En un principio, se pensó en buscar médula en los bancos nacionales o internacionales de células madre hematopoyéticas, que son los que se extraen del cordón umbilical cuando nace un bebé. Pero la búsqueda requería demasiado tiempo. Entonces la mamá, de 16 años, fue la elegida como donante.

Los médicos decidieron emplear el nuevo aparato adquirido por el Garrahan que filtra las células madre obtenidas de la médula de Fiama, la madre.

“Cuando me lo propusieron no lo dudé, nunca había estado más cerca de curar a mi hijo”, contó la joven que viene luchando junto con su marido por la vida de ese bebé desde que tiene seis meses.

“Por fortuna contamos con la Unidad de Médula Ósea del Ludovica, un centro de referencia de la Provincia a nivel nacional que lleva realizados más de 230 procedimientos de este tipo”, dijo el ministro de Salud, Alejandro Collia, quien felicitó a los médicos intervinientes.

Hoy, el niño se encuentra en recuperación, internado en el hospital de La Plata. La mitad de la muestra de células madre es guardada por si sufre una recaída. Sin embargo, los profesionales aseguran que la médula ósea prendió perfectamente en el organismo del bebé y que, hasta el momento, su evolución es buena.

El nuevo aparato de última generación se llama Clinimacs y fue ajustado por el laboratorio de Inmunología Celular del Garrahan para ser utilizarlo por primera vez en este trasplante realizado en el hospital Ludovica de la Provincia.

Una esperanza

Los papás de Kilian estuvieron mucho tiempo en estado de shock: a los tres meses de nacer, el bebé comenzó a bajar de peso y a llorar sin parar, día y noche.  Entre enero y abril de 2013 estuvieron junto al nene internado en el hospital rosarino Víctor Vilela donde, tras decenas de estudios le diagnosticaron deficiencia combinada severa y les dijeron que no había esperanza.

“Hace un mes me propusieron ser la donante y ahí nos cambió la vida, nos vinimos a vivir a La Plata, Sebastián consiguió un trabajo que le permite pagarse una pensión y yo me quedé acá, cerca de Kilian”, cuenta Fiama con una sonrisa.

El papá, Sebastián, dice que se desespera porque cuando los médicos le permiten verlo, Kilian le tira los brazos. “Quiere que lo agarre a upa, quiere jugar, imaginate, es un nene”, dijo, aunque por ahora el pequeño está en aislamiento y apenas lo puede tocar con numerosas medidas de seguridad.

Recién ahora, al año y nueve meses, el nene empezó a decir mamá y papá y a dar sus primeros pasos, ya que la enfermedad había retrasado su desarrollo. 

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