Sexualidad femenina: el entrenamiento que mejora el deseo

El mejor entrenamiento para mejorar la sexualidad femenina (Foto: Pixabay)
El mejor entrenamiento para mejorar la sexualidad femenina (Foto: Pixabay)

El estado físico, emocional, la persona con quien se tiene sexo, los hábitos cotidianos, incluso las creencias socioculturales, se combinan para producir una respuesta sexual, tanto como nuestros sistemas nervioso, circulatorio y endócrino.

Una de las disfunciones sexuales más usuales es la anorgasmia. Alcanza hasta el 40% en las mujeres españolas. La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana de Psiquiatría la definen como:“El trastorno orgásmico femenino es la dificultad persistente, recurrente o ausencia de alcanzar un orgasmo después de una fase de excitación sexual normal que causa angustia personal”.

Un dato curioso que arrojan numerosos estudios es que entre el 50 y el 75% de las mujeres no tienen orgasmo durante el coito pero sí bajo otras circunstancias.

¿Por qué es importante alcanzar el orgasmo? Se le atribuyen múltiples beneficios:

Estimula el flujo sanguíneo y fortalece la musculatura del suelo pélvico.

Eleva la producción de endorfina, dopamina, serotonina y oxitocina, hormonas conocidas como “el cuarteto de la felicidad”.

Mejora la salud emocional y psicológica

Actúa como analgésico natural

Ayuda a dormir y mejorar la calidad del sueño

Entre los tratamientos que han mostrado ser efectivos se encuentran la terapia de pensamientos sexuales positivos, terapia de pareja, técnicas de autoestimulación, y ejercicios que ayuden a reducir el estrés y la ansiedad.

En este sentido, Low Pressure Fitness es una técnica de entrenamiento físico y emocional accesible a todas las mujeres.

«La práctica regular de LPF estimula el deseo sexual, favorece el flujo sanguíneo, tonifica la musculatura del suelo pélvico, favorece el desarrollo del autoconocimiento y la autoestima», afirma Mariel Bobek, directora de Low Pressure Fitness Argentina,

Esto ocurre de la siguiente manera:

➙ Estimula el deseo sexual

El apetito sexual está ligado a las emociones y cómo se gestiona el stress y la ansiedad.

Los ejercicios de Low Pressure Fitness mejoran el sistema emocional, ya que se realizan siguiendo un ritmo respiratorio donde la exhalación dura el doble de tiempo que la inhalación. De este modo, se estimula el sistema nervioso parasimpático, que es el responsable de propiciar calma, regeneración celular, entre otros beneficios.

La angustia que provoca la disfunción sexual está íntimamente ligada con el diafragma torácico. El principal músculo respiratorio se torna cada vez más rígido y relajarlo resulta insuficiente: debemos estirarlo.

Las técnicas hipopresivas, a través de una maniobra denominada “aspiración diafragmática”, promueven la expansión de la parrilla costal mediante el estiramiento del diafragma y el fortalecimiento de la musculatura inspiratoria.

➙ Riego sanguíneo

La aspiración diafragmática provoca un espectacular efecto de succión en el abdomen y la cavidad pélvica hace que el flujo de sangre se multiplique.

Con ello se logra mayor cantidad de capilares abiertos y receptivos capaces de transportar sangre para alcanzar el orgasmo gracias al entrenamiento de LPF.

➙ Estado del tejido nervioso

Es muy importante el estado del tejido que inerva esta zona.

Largas horas sentados, así como el ciclismo y el running, entre otros deportes y danzas de impacto, afectan negativamente la salud pélvica y con ello la sexualidad.

La reeducación postural de LPF proporciona un estiramiento miofascial que produce una descompresión del tejido, que sumada a la parte respiratoria, ayuda a descongestionar la zona permitiendo el correcto deslizamiento del tejido nervioso.

➙ La propiocepción

La plenitud sexual requiere sensibilidad y dominio del suelo pélvic , tener propiocepción.

En la práctica de LPF percibir la contracción y ascenso de la musculatura del periné resulta tan importante físicamente como la seguridad emocional que proporciona el “si sucede durante la clase, sucederá durante la estimulación sexual”.

Un suelo pélvico fláccido, sin tono muscular, muy posiblemente no tenga la co-sinergia necesaria para proteger ante un esfuerzo y su debilidad puede facilitar fugas de gases, líquidos o sólidos.

Un suelo pélvico rígido, con exceso de tono, tampoco es deseable, puede provocar dolor.

LPF logra un tono muscular equilibrado, capaz de activarse involuntariamente para contener el aumento las presiones internas.

Un entrenamiento dos veces por semana, alrededor de 30 minutos cada sesión, garantiza un notorio progreso.

Los movimientos son accesibles a todas las edades y condiciones físicas.

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