Uno de cada cuatro menores recibió un mensaje de texto o una imagen de contenido sexual explícito y uno de cada siete envió un mensaje de este tipo, según un estudio publicado por el Journal of American Medical Association (JAMA).
El informe apunta que el sexteo se está volviendo más común entre los jóvenes de 12 a 17 años de edad, que están usando sus teléfonos y otros dispositivos para enviar imágenes, mensajes y vídeos sexualmente explícitos.
Los investigadores de la Universidad de Calgary (Canadá) apuntaron que esta práctica plantea varias preocupaciones, especialmente para los adolescentes que «tal vez no comprendan bien» que una vez sus imágenes y mensajes abandonan sus dispositivos, dejan de estar bajo su control.
Los hallazgos provienen de una revisión de 39 estudios recientes que preguntaron sobre esta cuestión a más de 110.000 jóvenes menores de 18 años, mayoritariamente residentes en EE.UU. y Europa.
Según el informe, los adolescentes más jóvenes eran menos propensos a intercambiar este tipo de mensajes, pero la prevalencia aumentó con cada año de edad.
Aunque el sexteo entre adolescentes a menudo se ve como algo que las niñas hacen bajo la presión de los niños, este estudio encontró que realmente no había diferencias de género entre niños y niñas y la frecuencia con la que enviaban o recibían sexteos.
Además, los autores determinaron que la distribución no consensuada de sexteos puede llevar a la vergüenza y la angustia, así como también al «acoso por parte de compañeros, el acoso cibernético o el chantaje».
En casos extremos, incluso ha sido relacionado con el suicidio juvenil. Los investigadores mostraron mayor preocupación sobre el sexteo entre preadolescentes, es decir, niños de entre 10 y 12 años, un sector de la población que está accediendo a teléfonos inteligentes de manera más temprana.
«Todavía no se ha investigado mucho sobre la frecuencia en la que sextean estos preadolescentes, pero es un área de interés para la salud pública que debería estudiarse más a fondo», apuntó la autora principal del trabajo, la psicóloga Sheri Madigan.
Además, dada su relativa ingenuidad cognitiva, este sector puede ser «particularmente vulnerable» a las amenazas o chantajes de este tipo.
En el mismo número de la revista, se ofrecen varios consejos para los padres de adolescentes, incluyendo hablar abiertamente de este tema con sus hijos y discutir sobre las «graves consecuencias» que pueden sufrir si envían desnudos.
«Para todas las edades, recuérdeles que una vez que se envía una imagen, ya no está bajo su control y no pueden recuperarla; lo que está en línea o se envía por mensaje de texto puede existir para siempre y enviarse a otros», aconsejaron desde la publicación especializada.
Finalmente, recomendaron a los padres recordarles a sus hijos que merecen respeto y que ser presionados para que envíen un mensaje nunca está bien, ni es una forma de «demostrar» su amor o atracción hacia alguien.