Generalmente se dice que los ojos son el espejo del alma, porque la mirada dice mucho de nosotros: el estado de ánimo, deseos, y temores. Son honestos y genuinos. Justamente por eso es que los ojos son cada vez un medio más útil para diagnosticar enfermedades y afecciones. Los especialistas usan esta herramienta como un primer diagnóstico no invasivo que podría detectar algunas señales de advertencia, alertas a las que se debe prestar atención.
Tamaño de la pupila
La pupila responde instantáneamente a la luz: se hace más pequeña en ambientes brillantes y más grande en ambientes con poca iluminación. La respuesta lenta o retrasada en el cambio de tamaño de la pupila podría indicar enfermedades o afecciones graves como la enfermedad de Alzheimer. Además, son evidencia en el uso de drogas, porque las pupilas dilatadas son comunes en consumidores de drogas estimulantes,
Ojos rojos
El cambio del color de la esclerótica (aquella parte blanca de los ojos) es una señal de que hay algo que no anda bien. Por ejemplo, un ojo rojo podría estar provocado por el exceso de alcohol o el abuso de drogas. Otra causa puede ser una irritación o infección que solamente dura un par de días. Si el color es persistente, podría indicar una infección más grave como por ejemplo una inflamación o una reacción a los lentes de contacto. En casos extremos, un ojo rojo podría indicar glaucoma, una enfermedad que puede conducir a la ceguera.
Ojos amarillos
Cuando la esclerótica se vuelve amarilla suele indicar ictericia o un hígado enfermo. Las causas pueden variar pero generalmente incluyen inflamación del hígado (hepatitis), enfermedades genéticas o autoinmunes y ciertos medicamentos, virus o tumores.
Manchas rojas
Una mancha roja como la sangre en la parte blanca del ojo (hemorragia subconjuntival) es el resultado de la ruptura de un pequeño vaso sanguíneo localizado y usualmente desaparece en unos días. Sin embargo, las manchas rojas también podrían indicar una presión arterial alta, diabetes y trastornos de la coagulación sanguínea que provocan un sangrado excesivo. Los medicamentos anticoagulantes como la aspirina también podrían causar ojos rojos y, si el problema es frecuente debería consultar con un especialista.
Anillo alrededor de la córnea
Un anillo blanco o gris alrededor de la córnea está relacionado con colesterol alto y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Además, está presente en los ojos de personas mayores, y por eso se conoce como arcus senilis.
Bulto graso
Generalmente, las características que parecen las más alarmantes son las más benignas y las más fáciles de tratar. Si aparece una pinguécula, un bulto graso amarillento en el blanco del ojo, puede tratarse fácilmente con gotas para los ojos o mediante una simple operación. Se trata de un pequeño depósito de grasa y proteína que se acumula en los ojos.
Un pterigión es un crecimiento rosado sobre la parte blanca del ojo. No genera ningún peligro para la vista hasta que comienza a crecer sobre la córnea, pero afortunadamente crecen muy lentamente y se tratan fácilmente. Deben eliminarse mucho antes de que lleguen a la córnea porque si sigue creciendo puede formar una «película» opaca sobre la córnea que obstruye la visión.
Se estima que la causa principal de la pinguécula y del pterigión es la exposición crónica a la luz ultravioleta del sol.
Ojos saltones
Los ojos saltones podrían indicar un problema con la glándula tiroides y necesita atención médica. Un solo ojo que sobresale podría ser causado por una lesión, una infección o un tumor detrás del ojo.
Párpados hinchados o contraídos
Los párpados hinchados están relacionados principalmente con afecciones menores de las glándulas de los párpados. Una condición común es el orzuelo o chalazión, un bulto rojo en la parte superior o en el párpado inferior, y es causado por una glándula sebácea bloqueada. Un orzuelo generalmente desaparece sólo, pero si persiste debe eliminarse con un procedimiento simple.
Un párpado espasmódico (también conocido como mioquimia ocular) podría estar provocado por una irritación, incluso por un bochorno, y con frecuencia se siente mucho peor de lo que parece. En la mayoría de los casos está relacionado con el estrés, una mala dieta o el consumo excesivo de cafeína.
