Desde el comienzo de la pandemia, la Covid-19 ha infectado a casi 30 millones de personas y se ha cobrado cerca de 1 millón vidas en el mundo. Los devastadores efectos de la pandemia en todos los aspectos de la actividad humana no pueden subestimarse. El impacto del virus en la salud pública, la economía global, la política y las instituciones cívicas probablemente se dejará sentir durante generaciones. En medio de esta crisis, la posibilidad de una vacuna eficaz para el coronavirus es una promesa esperanzadora para un final gradual de la pandemia.
Las vacunas han salvado millones de vidas en todo el mundo de muerte, discapacidad y enfermedad. La viruela, que normalmente llevaba a la muerte al 30% de los pacientes infectados, fue erradicada en 1980 gracias a una vacuna eficaz. La poliomielitis, una enfermedad paralizante que afecta principalmente a los niños, ha sido erradicada en muchas partes del mundo como resultado de una campaña de vacunación concertada que se prolongó durante décadas.
En un ciclo típico de desarrollo de una vacuna, los ensayos iniciales de eficacia y seguridad a pequeña escala en animales y humanos, suelen ir seguidos de ensayos clínicos a gran escala, aleatorizados y controlados con placebo que involucran a miles de personas durante un período de años. Este paso final y más riguroso está diseñado para confirmar con un alto grado de certeza si una vacuna es segura y eficaz a nivel de población.
El desarrollo rápido de vacunas aumenta el riesgo de resultados negativos e imprevistos. Dejando a un lado las razones económicas o políticas que los gobiernos y las empresas puedan tener para ser los primeros en desarrollar una vacuna contra el SARS-Cov-2 eficaz, este esfuerzo es comprensible por motivos humanitarios: millones de personas están sufriendo y miles están muriendo.
A pesar de una promesa conjunta de prudencia y precaución de las farmacéuticas sobre la seguridad de los ensayos en vacunas Covid-19, se corre el riesgo de que no sean todo lo transparentes que deberían.
Los responsables de cada proyecto deben ser claros sobre los ensayos de vacunas, porque el daño a la confianza pública por falta de transparencia podría ser tan grande y tan duradera que afectaría severamente la aceptación de una eventual vacuna exitosa para evitar la Covid y de las vacunas en general.
El historial de seguridad de las vacunas habla de qué tan bien funciona el proceso de desarrollo y aprobación. Es importante garantizar el cumplimiento de las buenas prácticas clínicas en investigación. No podemos aceptar tener una vacuna a cualquier costo; por lo que tenemos que resguardar los derechos humanos de todos los voluntarios que accedan a estos protocolos.
Al margen de ello, es fundamental trabajar desde ahora en garantizar que el acceso a estas vacunas sea universal. El impacto que esta pandemia ha tenido en la población mundial amerita una reacción contundente por parte de los gobiernos en este sentido.
Hasta tanto se obtenga la vacuna, es fundamental que los gobiernos continúen testeando y aislando a las personas contagiadas, que el personal de salud cuente con los elementos de protección necesarios y que la población en general incorpore como hábitos de responsabilidad las medidas sanitarias recomendadas, en particular la distancia social, el uso de barbijo al salir del hogar, lavado frecuente de manos y uso de alcohol al 70% o en gel. Sólo el esfuerzo coordinado, continuo, y responsable, nos permitirá superar esta situación.
*El Dr. Miguel Pedrola, Director Científico para Latinoamérica y el Caribe de AHF