28 de mayo: Día Internacional de la Higiene Menstrual

La gestión menstrual requiere condiciones de vida aceptables para todas las mujeres, que representan a la mitad de la población mundial.

Cómo lograr mejor acceso a la gestión menstrual para todas las mujeres (Foto: Pixabay)

La menstruación es un hecho que acontece en la vida de la mitad de la población y, sin embargo, es un tabú. El estigma alrededor de la menstruación también tiene consecuencias en la producción de conocimiento y la circulación de información. Las campañas de salud a nivel oficial no proveen ni recaban datos sobre las consecuencias de la exposición química a largo plazo por vía vaginal derivada del uso de toallitas y tampones.

Según una encuesta realizada por Economía Feminita, una organización argentina que busca visibilizar la desigualdad de género, en Argentina, la brecha salarial promedio es del 27,7%, pero más del 38% de las asalariadas están en situación de informalidad donde la brecha asciende al 37%. A su vez, la mitad de las mujeres en nuestro país gana menos de $17.900 mensualmente y el costo estimado de gestionar la menstruación en 2020 mediante la compra de toallitas y tampones fue de entre 2.900 y 3.800 pesos argentinos. Por eso, el primer reclamo de la campaña que se está llevando a cabo es la quita del IVA de los productos de gestión menstrual, ya que son productos de primera necesidad y el impuesto sobre ellos crea una desventaja real para las personas que menstrúan. Por otro lado, en un contexto en el que la mayoría de las personas pobres son mujeres (7 de cada 10 en la Argentina), no poder adquirir los medios para gestionar la menstruación es un factor de ausentismo escolar y laboral. Las personas en edad escolar que no pueden acceder a productos que les garanticen no mancharse en clase dejan de ir durante los días de sangrado. Estas personas también son propensas a incurrir en prácticas poco sanitarias para gestionar su menstruación, que generan mayores riesgos de infecciones e infertilidad. El segundo reclamo busca reparar esta situación exigiendo la distribución gratuita de métodos de gestión menstrual en escuelas, cárceles y otros espacios comunitarios.

 

Qué se busca

Instituciones de todo el país están trabajando para la creación de leyes que garanticen los derechos de las personas menstruantes: se busca que el Estado entregue de manera gratuita elementos de contención menstrual y que tome un rol más activo para que la menstruación no sea un factor más de desigualdad. En el día internacional de la higiene menstrual, que se conmemora el 28 de mayo, organizaciones de todo el mundo realizan acciones de concientización para que la menstruación no sea un factor más de desigualdad.

Si bien la mayoría de las personas sabe qué es la menstruación, hay poca circulación de información científica y conocimiento real sobre la temática, sobre todo acerca de su impacto. La información hace a la educación, y además es un derecho que el Estado debe garantizar a la sociedad. Pero resulta difícil pensar en garantizar los derechos de las personas menstruantes si el Estado no tiene un rol activo en la generación, producción y difusión de información relevante, como así tampoco en la contención y entrega de recursos para quienes lo necesiten.

«Crecí en una cultura donde la menstruación es tabú y las niñas y las mujeres son vistas como ‘impuras’, se reían de mi si no podía unirme a la clase de natación de mi escuela debido a mi menstruación», dijo Loretta Wong, Directora Global Adjunta de Incidencia de AHF.

“Al hablar de gestión menstrual, nos referimos a todo aquello que necesita la persona menstruante: desde elementos de contención del sangrado como toallitas higiénicas y tampones, agua limpia e instalaciones sanitarias adecuadas, hasta el acceso a información para promover el saber. Lamentablemente en nuestro país, y en todo el mundo, muchas personas menstruantes carecen de los saberes y recursos para manejar la menstruación, y esto genera desigualdad y pone a muchas personas menstruantes en situaciones de peligro” aclaró Natalia Haag, Directora de testeo y prevención de VIH de AHF Argentina.

Un ejemplo de cómo afecta la falta de acceso a los elementos de contención de la menstruación es el ausentismo en el ámbito educativo y laboral. En el primer caso, no solo hay un impacto a nivel aprendizaje, sino también a nivel emocional ya que las instituciones educativas muchas veces funcionan como espacios de contención y como proveedores de recursos para personas en situación de mayor vulnerabilidad. Por otro lado, en el ámbito laboral no se contempla la gestión menstrual como motivo de ausentismo, con lo cual se generan pérdidas económicas al trabajador, además de malestar que puede incluso terminar con la pérdida del trabajo.

Frente a esta situación, y para que la menstruación no siga siendo motivo de desigualdad, organizaciones sin fines de lucro de Argentina están trabajando fuertemente para que la promoción de la salud menstrual sea declarado como de Interés Nacional y para promover leyes que impulsen la creación del Programa Nacional de Promoción de la Salud Menstrual. Se busca establecer como política pública la entrega gratuita de elementos de gestión menstrual de manera accesible y efectiva para toda persona que lo solicite y que el Estado tenga un rol activo en la asistencia de las personas menstruantes.

En este sentido, existen muchas instituciones a lo largo y ancho del país que con su trabajo han logrado importantes avances durante el año 2020. Si bien todavía no hay una ley que regule la gestión menstrual a nivel nacional, sí se han presentado varios proyectos de ley (de alcance nacional, provincial y local) que abogan por los derechos de las personas menstruantes. Se estima que son más de 16 y que habrá más presentaciones en los próximos meses. Incluso, ya hay lugares que han comenzado a implementar la entrega gratuita de elementos de contención como el Municipio de Morón, el Municipio de San Rafael (Mendoza) y la ciudad de Santa Fe.

 

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