La glándula tiroides participa en una multitud de procesos y funciones de nuestro organismo, y sus niveles hormonales repercuten en el estado emocional de las personas que padecen su mal funcionamiento, mucho más allá de los síntomas físicos. De hecho, cada vez hay mayor evidencia de que tratando las disfunciones tiroideas algunos trastornos psicológicos mejoran, e incluso desaparecen.
“Podemos identificar los síntomas físicos que acompañan a una disfunción tiroidea. A estas señales se unen también un conjunto de alteraciones del estado de ánimo que debemos tener en cuenta a la hora de valorar la enfermedad en su conjunto”, asegura la doctora María Alejandra Rodríguez Zía, médica clínica y endocrinóloga.
Hormonas que influyen en el humor
Nuestro cerebro está influenciado por todas las hormonas. Las hormonas sexuales y la hormona tiroidea, por ejemplo, tienen una gran participación en nuestros cambios de humor. Esto se expresa, primero en la adolescencia, cuando comienzan a aumentar las hormonas sexuales en hombres y mujeres. También se manifiesta en la menopausia femenina, cuando declinan. Por otra parte, la libido en hombres y mujeres está mediada por la testosterona. En ambos, a partir de los 45 años, comienza la disminución de la DHEA, hormona precursora de la testosterona, que sale de la glándula suprarrenal. Este cuadro se denomina adrenopausia y provoca un descenso (que no llega a ser una anulación) de la suprarrenal.
“Sin suprarrenal no podríamos vivir –asegura la doctora Rodríguez Zía–, y si bien está siempre funcionando, lo hace más lentamente. Los hombres no padecen la carencia de la testosterona, porque tienen su principal fuente en los testículos. Sin embargo, en la mujer se nota su insuficiencia en la menopausia, porque genera una caída de su libido. Esto no solo se evidencia a nivel sexual sino que también se representa con la falta de ganas y una leve depresión”.
Sin entusiasmo ni alegría
La hormona tiroidea es fundamental en el estado de ánimo y en la energía. Puede actuar a nivel del Sistema Nervioso Central, modulando el número de receptores a la adrenalina, tanto en la corteza cerebral como en el cerebelo. Por eso, “la depresión que acompaña al hipotiroidismo es debida, en parte, a una deficiencia de adrenalina”, advierte Rodríguez Zía.
Asimismo, la serotonina cerebral disminuye en el hipotiroidismo y aumenta en el hipertiroidismo. De esta forma, los cambios en la concentración de serotonina intracerebral podrían explicar la sintomatología anímica de pacientes afectados por disfunción tiroidea y, en particular, por hipotiroidismo.
Por otra parte, la especialista agrega que la deficiencia de tirosina podría generar un cuadro de depresión, en el caso de dietas extremas, porque se consumen muy bajas calorías y puede haber deficiencia de aminoácidos. “Se trata de un aminoácido secundario que se sintetiza en nuestro cuerpo a partir de la fenilalanina. Ya sea por falta de fenilalanina o por fallas del metabolismo de la fenilalanina a tirosina (fenilcetonuria), no podemos llegar a tener niveles normales de dopamina ni de adrenalina, que son los neurotransmisores del entusiasmo, la euforia, la alegría y la libido. Por lo tanto, si hubiera falta de tirosina, ya sea por errores metabólicos, por una dieta exigente o por desnutrición, la depresión es la regla”, asegura la médica clínica y endocrinóloga.
Estrés emocional, enemigo de la tiroides
El estrés emocional tiene consecuencias en el sistema endocrino. Su descubridor, Hans Selye, describió cuatro fases del estrés, y en la segunda y la tercera se inicia una complicación suprarrenal con disminución de la testosterona, por agotamiento.
De acuerdo con Rodríguez Zía, el hipertiroidismo genera un estrés oxidativo y también un estrés emocional, con extenuación de las reservas de neurotransmisores. Por lo tanto, “hay que tener muy en cuenta que cuando se genera un nivel de hormonas tiroideas excesivo, paralelamente hay una cantidad desmesurada de radicales libres que van a consumir todo nuestro sistema antioxidante, de forma leve, moderada o grave. Esto se revierte con el tratamiento del hipertiroidismo, y luego hay que suplementar las carencias nutricionales, con zinc, selenio, manganeso, vitamina C, vitamina E, porque se ha hecho un uso excesivo de las reservas”, aconseja la especialista.
Chequear la tiroides para mejorar la salud
El hipotiroidismo se puede confundir con un cuadro depresivo. ¿Por qué? Porque la hormona tiroidea en el cerebro, al igual que en el resto de organismo, genera la energía que sale de la mitocondria, que es la usina eléctrica de la neurona. Por lo tanto, si hay falta de hormona tiroidea, la mitocondria va a funcionar lentamente y la persona, a nivel cerebral, tendrá una disminución en su atención, en su concentración y en su memoria. A su vez, tenderá a dormir más y a estar somnolienta. “Por estas razones, puede diagnosticarse equivocadamente una depresión. Pero, si se determina tempranamente el hipotiroidismo y se trata, se sale rápidamente de este cuadro”, argumenta la doctora Rodríguez Zía.
Por otro lado, cuando la hormona tiroidea presenta un exceso, también genera un desbalance cerebral. Al poner la maquinaria de energía a un ritmo que exceda su natural comportamiento, puede generar un agotamiento neuronal: primero habrá irritabilidad, ansiedad e insomnio, y luego falta de concentración, atención y memoria. Además, tanto en el caso del hipotiroidismo como en el hipertiroidismo, la libido tiende a bajar.
¿Cómo ayuda el tratamiento psicológico?
1. Evita el foco en los cambios físicos, algunos temporales.
2. Se centra en la actitud: Cada persona que vive con un problema tiroideo lo experimenta de un modo diferente.
3. Alienta a disfrutar del tiempo libre en actividades placenteras. Esto hace que los cambios hormonales afecten lo menos posible a la vida cotidiana.
4. Ayuda a manejar las emociones: Tanto el tratamiento terapéutico como las actividades de yoga o meditación son un gran apoyo, porque pueden modificar las emociones y mejorar la calidad de vida.
5. Estimula el reconocimiento de los síntomas.