Preeclampsia: cómo evitar riesgos en la embarazada

El 31 de agosto se conemora el Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada. Expertos advierten sobre la importancia de los controles y la atención prenatal.

Cualquier embarazada puede presentar esta condición. (Foto: Pixabay)

De cara al Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada, que se conmemora cada 31 de agosto, expertos recuerdan que el control prenatal es importante para detectar la existencia de posibles factores de riesgo, con el fin de realizar intervenciones en forma oportuna que permitan prevenir dichos riesgos y así lograr un buen resultado perinatal.

 

La preeclampsia es una condición que ocurre únicamente durante el embarazo, como consecuencia de una alteración placentaria temprana que se puede producir entre las semanas 8 y 16. En general, se manifiesta después de la mitad del embarazo como hipertensión arterial, alteraciones de la función del hígado, del riñón, del sistema nervioso y del crecimiento del bebé. Esta enfermedad solo desaparece tras el parto.

 

En Argentina, afecta aproximadamente a un 10 % de los embarazos y es la primera causa por la que una mamá o un bebé ingresan a una unidad de cuidados intensivos.

 

La preeclampsia es difícil de diagnosticar con los métodos convencionales. Por eso, es fundamental realizar estudios y evaluaciones determinados. El Sanatorio Finochietto realiza estudios con biomarcadores que permiten la medición de la función placentaria desde la semana 11 a la 14; y en combinación con estudios de sangre, presión arterial, doppler de arterias uterina y evaluación de marcadores ecográficos, el médico puede detectar y tratar la afección desde el primer momento, evitando complicaciones.

 

¿Quiénes pueden contraerla?

  • Mujeres con experiencia previa de hipertensión gestacional o preeclampsia.
  • Mujeres cuyas hermanas y madres tuvieron preeclampsia.
  • Mujeres con embarazos múltiples.
  • Mujeres menores a 20 años y mayores de 40 años.
  • Mujeres con presión arterial alta o enfermedad renal previas al embarazo.
  • Mujeres obesas o con un IMC de 30 o mayor.
  • Mujeres con enfermedades reumatológicas.
  • Todas las mujeres que transitan un embarazo

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