Los adolescentes están programados para asumir riesgos porque disfrutan más que otros grupos la emoción que se genera en situaciones peligrosas, dijeron científicos británicos.
Los resultados podrían explicar por qué este grupo etario se involucra en actividades como consumo de drogas, peleas o sexo sin protección. «La llegada de la adolescencia se caracteriza por una explosión de actividades ‘riesgosas’, como manejar irresponsablemente, tener relaciones sin cuidarse, experimentar con alcohol, adoptar hábitos dietarios poco aconsejables y volverse sedentarios», dijo Sarah-Jayne Blakemore, del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la University College London, coautora del estudio.
La especialista agregó que este tipo de conductas contribuye a la llamada «paradoja de salud» de la adolescencia, que ocurre cuando la etapa de máximo bienestar físico coincide con un período de peligros significativos y altas tasas de mortalidad.
Los investigadores, cuyo trabajo fue publicado en la revista Cognitive Development, estudiaron a 86 niños y hombres de entre 9 y 35 años, que participaron en un juego de computadora en el que tenían que tomar decisiones para ganar puntos. Luego de cada partida, los científicos midieron las respuestas emocionales de los evaluados, registrando cuán satisfechos o insatisfechos estaban con el resultado.
El equipo halló que la llegada de la adolescencia implicaba un aumento del disfrute ante situaciones peligrosas. Esto podría ayudar a explicar por qué los púberes son más propensos a asumir más riesgos, dijeron los investigadores.
«Entender por qué los jóvenes adoptan comportamientos peligrosos es importante para las intervenciones de la salud pública y para sus familias», sostuvo Blakemore.
Los resultados sugieren que los adolescentes son buenos a la hora de analizar los pros y contras de sus decisiones, a diferencia de los niños. Pero asumen los riesgos porque disfrutan más la emoción generada en una situación peligrosa que otros grupos etarios, sobre todo cuando salen ilesos. Los comportamientos más riesgosos se vieron en personas de 14 años.
Un estudio apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado el año pasado halló que el 40 % de las muertes de adolescentes en todo el mundo se debían a heridas o episodios violentos.
Los hombres jóvenes que viven en regiones de ingresos medios como Europa del Este y partes de Sudamérica están en un riesgo particularmente alto, demostró el estudio.