El joven Alejandro Iglesias, ex participante del reality televisivo «Gran Hermano», recibió el alta médica y agradeció a las autoridades bonaerenses la posibilidad de someterse gratuitamente a una operación para cambiar de sexo en un hospital público provincial.
«A los 12 años soñaba que me despertaba y tenía el cuerpo de un varón. Ahora se está haciendo realidad», contó Iglesias, quien ayer se sometió a su primera cirugía de reasignación de sexo en el hospital provincial «Ricardo Gutiérrez», en La Plata.
A minutos de ser dado de alta, el joven, acompañado de su madre Alida y su hermano Pablo, agradeció a los cirujanos César Fidalgo y Daniel Poggio, quienes ayer le practicaron la resección de mamas, la primera de las tres intervenciones que le darán el cuerpo de varón que siempre deseó.
«Hasta hace cinco años atrás yo no sabía que esto era posible, y mucho menos que podían hacérmelo en forma gratuita. Por eso quiero agradecerle al hospital público y en especial a la Provincia de Buenos Aires, porque es la única que realiza este tipo de operaciones», destacó Alejandro.
El procedimiento al que fue sometido ayer consistió en la liposucción del tórax y extracción de las glándulas mamarias para darle al torso un aspecto masculino.
En seis meses le realizarán una readecuación de sus genitales con tejido abdominal y vaginal para, finalmente, colocarle una prótesis peneana que completará la reasignación.
El caso de Alejandro se hizo público a partir de su participación en el reality Gran Hermano donde dio a conocer su caso, calificado por los sexólogos como disforia de género.
A partir de entonces, obtuvo su DNI con su nombre masculino y se comprometió a dar impulso a una ley de identidad que promueve, entre otros puntos, la capacitación del personal médico de otras provincias para que también «en el resto del país las personas que atraviesan este problema accedan a las operaciones en los hospitales públicos», dijo.
Opinó que, de esta manera, será posible terminar con la estigmatización que sufren las personas con este trastorno, quienes «en su mayoría abandonan la escuela y no consiguen trabajo por su condición», pero además, apuntó que es clave para evitar que quienes lo sufren «se automediquen con hormonas y sustancias que ponen en riesgo la salud».
