Asma y rinitis: cómo afectan en lo humano y lo económico

“Alergias Respiratorias- El costo Humano y económico”, es el lema de este año de la Semana Mundial de la Alergia, que se lleva a cabo desde el 13 al 19 de abril. Entre ellas, la rinitis es la más frecuente, ya que afecta entre un 10 y un 40% de la población Mundial y en algunos casos se asocia al asma.  

La conmemoración, impulsada por la Organización Mundial de la Alergia (WAO), busca concientizar sobre cómo estas patologías afectan la calidad de vida y también acarrean altos costos económicos.

 “Las enfermedades alérgicas afectan múltiples cuestiones entre las que se encuentran lo físico, lo psicológico y la calidad de vida, ya que se pierde productividad laboral, se ve alterado el aprendizaje de los niños y las interacciones sociales”, indicó la doctora Débora Seigelshifer, Presidente de la Asociación Argentina de Alergia en Inmunología Clínica AAAeIC.

“A esto se suma el impacto económico directo e indirecto, costos médicos y no médicos, que impactan no solamente en el paciente y la familia, sino también en la sociedad”, agregó la experta.

Los pacientes con rinitis alérgica tienen mayor riesgo de desarrollar asma. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que alrededor de 400 millones de personas en el mundo la sufren y 300 millones padecen de asma; con una tendencia actual en aumento que indica que para el 2025 unas 400 millones de personas padecerán ésta última.

De acuerdo al estudio ISAAC fase III, en nuestro país la rinitis alérgica afecta al 34,9% de los jóvenes de entre 13 y 14 años, es decir hay más de 800.000 niños que la sufren.

El doctor Claudio Parisi, Director Científico de la AAAeIC, indicó que “entre el 10 al 40% de los pacientes diagnosticados inicialmente con rinitis también tienen asma, y el 80% de los diagnosticados inicialmente con asma también tienen rinitis”.

 “El manejo correcto de estas enfermedades no solo depende del uso oportuno de la medicación sintomática y de la inmunoterapia alérgeno específica, sino que necesita de las medidas de control ambiental, como evitar alérgenos, y de la educación del paciente”, completó.

Cuando la rinitis se asocia al asma, los costos aumentan notablemente ya que se prescriben mayor cantidad de medicamentos y aumenta el riesgo de internaciones y de consultas a la guardia. Más aún el subdiagnóstico y el inadecuado tratamiento de rinitis pueden empeorar el asma coexistente, lo que genera un problema mayor en la salud pública.

“Es necesario generar una mayor concientización acerca de la relación entre rinitis y asma, así como de mejorar el tratamiento global de estas enfermedades. Ambas conforman un síndrome de enfermedades alérgicas respiratorias crónicas con un proceso inflamatorio común, lo que explica que al tratar una se mejoran también los síntomas de la otra”, indicó Seigelshifer.

Por su parte el doctor Daniel Vázquez, Secretario General de la AAAeIC, añade que “250.000 personas mueren todavía a nivel mundial por asma” y que muchas de ellas ocurren en la población joven.” En Argentina, se producen cerca de 400 fallecimientos anuales por esta enfermedad”, añadió.

Los síntomas más comunes de la rinitis alérgica son estornudos repetidos, goteo de moco de características acuosas, congestión nasal y picazón de nariz, ojos, oídos y paladar. Asimismo pueden presentar cefalea o dolor en la cara u oídos como manifestaciones asociadas.

 Los pacientes con asma experimentan, por su parte, episodios recurrentes de silbidos, dificultad para respirar, sensación de opresión en el tórax y tos particularmente a la noche o temprano por la mañana.

Otras enfermedades asociadas a la rinitis incluyen sinusitis, conjuntivitis, otitis media serosa, infecciones recurrentes de la vía aérea superior y trastornos del sueño.

“Los factores que precipitan los síntomas no solo pueden encontrarse en el ambiente interno de los hogares (ácaros del polvo, epitelios de animales y hongos) y en el exterior (pólenes de árboles , pastos y malezas)  sino también en los aportados por la polución ambiental que pueden hallarse en los lugares cerrados, como el tabaco y otros químicos o al aire libre, como las partículas diesel entre otras, capaces de potenciar la alergenicidad al actuar como transportadoras y empeorar el asma o la rinitis” explicó Vázquez.

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