SEGúN ENCUESTA REALIZADA EN EEUU |

Cáncer de mama: 3 de cada 4 mujeres prefieren trabajar, incluso en tratamiento

Una nueva encuesta realizada en Estados Unidos reveló que el 77% de las mujeres que trabajan y padecen cáncer de mama, siente que trabajar las ayuda en su recuperación, una opinión compartida por el 92% de los profesionales de la salud que también participaron de la encuesta. Si bien en Argentina no se dispone de datos de estas características, los especialistas aseguran que las mujeres expresan lo mismo en las consultas médicas.

La doctora Valeria Cáceres, médica oncóloga, Coordinadora de la Unidad Funcional de Tumores Femeninos del Servicio de Oncología del Instituto Ángel Roffo, sostuvo sobre esta enfermedad que “si bien es más frecuente en la segunda mitad de la vida, actualmente las pacientes son en su mayor parte laboralmente activas y además madres”, además de que “casi todas desean seguir con su vida habitual, por ello se busca conservar la calidad de vida, además de buscar la curación en los estadios tempranos, y sin dudas se transforma en prioridad en las etapas avanzadas de la enfermedad”.

El cáncer de mama es el tipo de cáncer invasivo más común en la mujer, con 1,7 millones  de nuevos casos diagnosticados por año en el mundo. En nuestro país, se producen unos 18.000 nuevos casos por año, y se estima que aproximadamente 30% de las diagnosticadas con esta enfermedad en estadio temprano desarrollará en algún momento cáncer metastásico.

El sondeo, denominado “Supporting Workplace Conversations” (Apoyo al diálogo en el lugar de trabajo) es el primer análisis integral de las opiniones de trabajadoras con cáncer de mama, profesionales de la salud y empleadores, acerca de la enfermedad y ámbito de trabajo. Fue llevado adelante por la encuestadora Harris Poll en Estados Unidos, a pedido de la organización Cancer and Careers, dedicada a empoderar y educar al paciente para que pueda desempeñarse normalmente en el trabajo.

La encuesta incluyó a 1.002 mujeres con cáncer de mama y pacientes recuperadas que trabajaron o que buscaron trabajo luego de haber sido diagnosticadas. También se relevó a 102 empleadores y a 200 profesionales de la salud que tratan a adultas con esta enfermedad. Los resultados arrojaron que las mujeres con cáncer de mama, incluyendo a las pacientes con cáncer metastásico, es decir la forma más avanzada de la enfermedad, quieren trabajar, tanto por razones económicas como emocionales.

Cuando se les pidió que eligieran tres de nueve razones para justificar su decisión, las encuestadas mencionaron la necesidad de percibir ingresos (59%), seguida muy de cerca por razones psicosociales como las ganas de percibirse productivas (41%), cuestiones de realización personal (38%) y el deseo de sentirse ‘normales’ (29%). La cantidad de mujeres con cáncer de mama metastásico que manifestaron su deseo de sentirse ‘normales’ como una razón para querer trabajar casi duplica al grupo de encuestadas con cáncer de mama en estadios más tempranos (48% versus 25%).

Cáceres especificó que en el caso de las mujeres con cáncer de mama metastásico “se intenta prolongar el tiempo que la paciente puede vivir sin que su enfermedad progrese, se eligen los tratamientos que produzcan el mayor beneficio con la menor toxicidad y durante todo este tiempo se prioriza la calidad de vida, adonde la reinserción laboral puede jugar un factor importante”.  

En opinión de Irene Marcet, Presidente de Movimiento Ayuda Cáncer de Mama (MACMA), lo más importante a la hora de evaluar si una continúa trabajando o no durante el tratamiento es escuchar el propio cuerpo. “Depende de cada caso, de cada paciente y de la etapa del tratamiento en que se encuentre, pero no sería bueno autoexigirse a mantener determinada actividad laboral si una está agotada tras una sesión de quimioterapia, por ejemplo. No obstante, si la paciente no presenta demasiados efectos adversos, si se siente bien, con energías y su trabajo la hace sentir plena, puede ser muy favorable que quiera conservar su actividad laboral”, indicó.

“En la medida que la mujer considere continuar trabajando, es importante que la paciente y el médico tratante conversen y prioricen la calidad de vida y presten atención a los eventos colaterales de la medicación que esté recibiendo. La actividad laboral debe continuarse mientras la paciente lo desee, caso contrario, por ley pueden otorgarse licencias por enfermedad sin detrimento en el salario”, refirió Cáceres.

A pesar de su deseo de trabajar, la mujer con cáncer de mama siente que la enfermedad impacta negativamente en su vida laboral: casi la mitad de las encuestadas (48%) siente que la enfermedad y el tratamiento (especialmente los efectos secundarios, en un 36%) impactaron negativamente en su vida laboral, obligándolas a tomar días extra de licencia, un esquema laboral reducido, licencias pagas o sin goce de sueldo, o la renuncia.

En la misma línea,  Marcet reconoció que, “en algunos casos, hay pacientes que logran reducir la carga horaria de trabajo; en ocasiones, algunas mujeres eligen ni mencionar que están transitando un tratamiento por diagnóstico de cáncer de  mama; hacen esto por temor a perder su fuente de ingresos o simplemente para que no se las mire con pena”. 

Es importante promover en todos los casos un diálogo abierto y sincero entre las pacientes y sus empleadores y compañeros de trabajo, para en conjunto llegar a un acuerdo que promueva que la persona pueda seguir contribuyendo laboralmente, quizás alterando el esquema habitual de presentismo o responsabilidades, pero ahí cada caso debe resolverse en forma particular, siempre respetando lo que establece la legislación local.

Los profesionales de la salud también tienen la posibilidad de brindar más apoyo al paciente con cáncer de mama que está trabajando mientras se somete a tratamiento: si bien las mujeres encuestadas sienten que los profesionales de la salud generalmente las ayudan mucho a hablar sobre la vida laboral y el manejo de la enfermedad, casi la mitad manifestó que el tema laboral no fue tenido en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre el tratamiento.

“Estos resultados sugieren la necesidad de ajustar las necesidades del paciente al apoyo que recibe del empleador y de los profesionales de la salud, que juegan un papel central para ayudar a que la mujer con cáncer de mama se desempeñe normalmente en el lugar de trabajo”, explicó Rebecca Nellis, Directora operativa de Cancer and Careers.

“Tanto la intención del profesional de la salud como la del empleador es buena. Sin embargo, da la sensación que no se está conversando con la paciente con el grado de profundidad suficiente, que posiblemente sea lo que más  la beneficie”, agregó la Sra. Nellis.

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