La posibilidad de conservar el propio cuerpo mediante crioconservación después de la muerte cumple 50 años, después de aquel 12 de enero de 1967 en que James Bedford -un profesor de Psicología de la Universidad de California- se convirtió en la primera persona de la historia en «entrar en hibernación».
El cuerpo de Bedford, que tenía 73 años, todavía se conserva en las estructuras de la Alcor Life Extension Foundation, una de las tres compañías que hoy ofrecen el servicio.
La posibilidad de congelar el propio cuerpo, explicó el sitio de Alcor, la ofrecía en realidad ya desde 1965 Evan Cooper, un empresario que se definía a sí mismo como el «primer crioactivista» y que había fundado la Life Extension, luego convertida en Alcor.
Sin embargo, los primeros candidatos murieron de improviso y fue imposible criopreservar sus cuerpos en el tiempo.
El cuerpo de Bedford, que murió de cáncer, se conservó en un contenedor bajo vacío y en nitrógeno líquido en Glendale, California, para luego ser trasportado a la estructuras de Alcor en Scottsdale, siempre en Arizona, donde aún «reside».
En 1991 el cuerpo fue trasladado de su contenedor original a uno más avanzado y en esa ocasión fue examinado nuevamente.
«Un examen externo -escribieron los expertos de Alcor- revela un hombre bien nutrido, que parece más joven respecto de sus 73 años».
Según los registros de las tres compañías, dos estadounidenses y una rusa, que ofrecen el servicio en el mundo, hay 337 personas crioconservadas.