Las autoridades sanitarias de Estados Unidos quieren prohibir las grasas trans artificiales presentes en galletas y pizzas congeladas, entre otros alimentos procesados, citando riesgos significativos para la salud, en especial eventos cardiovasculares que pueden ser fatales.
«Es un paso importante para proteger a un mayor número de estadounidenses de los peligros potenciales de las grasas trans», dijo la directora de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Margaret Hamburg, al anunciar esta decisión preliminar.
«Aunque el consumo de grasas trans artificiales potencialmente perjudiciales ha disminuido en las dos últimas décadas en Estados Unidos, la ingesta actual sigue siendo un problema importante de salud pública», agregó.
«Una mayor reducción de la cantidad de grasas trans en la dieta de los estadounidenses podría prevenir 20.000 ataques al corazón y 7.000 muertes adicionales por enfermedades cardíacas al año», subrayó Hamburg.
Los expertos de la FDA determinaron que estas grasas hidrogenadas «no son generalmente reconocidas como seguras» para su uso en alimentación, indicó la agencia en un comunicado.
Tras esta decisión preliminar, FDA abrió un período de comentarios públicos de 60 días para obtener más información y determinar el tiempo que el sector agroalimentario necesita para dar cumplimiento a esta nueva normativa.
Según el Instituto de Medicina de Estados Unidos (IOM), una entidad independiente del gobierno que asesora a los responsables políticos y al público, las grasas trans aumentan el colesterol malo en el cuerpo e incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares sin aportar ningún beneficio para la salud.
Las primeras campañas contra las grasas trans fueron lanzadas por los grupos de defensa de los consumidores hace unos diez años. En respuesta, numerosas empresas alimenticias redujeron voluntariamente los niveles de estas grasas en sus productos, como postres, palomitas de maíz para hornos microondas, crema para el café en polvo y margarinas.
Muchos fabricantes de alimentos y comerciantes en Estados Unidos demostraron que la mayoría de estos alimentos pueden ser producidos sin grasas trans, dijo la FDA, y agregó que gracias a estas iniciativas y campañas, el consumo de este ingrediente se redujo notablemente en la dieta de los estadounidenses.
Así, desde la aparición en 2006 de información sobre estas grasas en las etiquetas que detallan el contenido de los alimentos, su ingesta entre los estadounidenses pasó de 4,6 gramos por día en 2003 a cerca de 1 gramo por día en 2012, una reducción del 78%, según la FDA.
«Los fabricantes de alimentos han reducido voluntariamente los niveles de grasas trans de muchos alimentos en los últimos años, pero un número considerable de productos aún contienen aceites parcialmente hidrogenados, fuente principal de grasas trans en los alimentos procesados», insistió Michael Taylor, director adjunto de la FDA para alimentación y medicina veterinaria.
Al final del periodo de consultas, si la FDA hace efectiva esta decisión preliminar, las grasas trans se considerarán «aditivos alimentarios» y ya no podrán integrar la composición de los alimentos.
Esta prohibición no es aplicable a las grasas trans que se forman naturalmente en pequeñas cantidades en algunos productos cárnicos y lácteos, aclaró la FDA.
La decisión fue bien recibida entre los nutricionistas, que señalaron sin embargo que las empresas de alimentos siguen utilizando productos ricos en grasas saturadas y azúcares.
«Cuando los industriales modifican la composición de sus productos para eliminar las grasas trans, a menudo las reemplazan con aceite de coco y de palma, ricos en grasas saturadas», advirtió Dana Angelo White, profesora de dietética en la Universidad de Quinnipiac (Connecticut, noreste).
La eliminación de las grasas trans en los alimentos procesados no es suficiente para evitar la obesidad, según los expertos.
«La comida rápida causará obesidad, incluso sin grasas trans, porque esos alimentos están llenos de grasas saturadas malas y azúcares dañinos para la salud en las cantidades que se consumen en la dieta típica estadounidense», dijo Christopher Ochner, director del Centro de Salud del Adolescente en el Hospital Mount Sinai en Nueva York.
Los fabricantes de alimentos de Estados Unidos, reunidos en la Grocery Manufacturers Association (GMA), han expresado su disposición a «trabajar con la FDA para entender mejor sus preocupaciones y determinar cómo nuestro sector puede servir mejor a los consumidores».
La GMA subrayó también que ha reducido voluntariamente las grasas trans de sus productos en un 73% desde 2005.