Cerca de 38 mil angioplastías para desobstruir arterias coronarias se realizan cada año en el país y alrededor del 20% deben ser practicadas de urgencia en personas mayores de 40 años. El dato se desprende de un informe del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).
Ernesto Torresani, presidente del CACI, destacó que «en los últimos años creció notablemente en Argentina el número de angioplastia trasluminal coronaria (ATC)», para poder solucionar problemas cardíacos.
Torresani reconoció que si bien esta técnica quirúrgica cuenta con un total consenso médico «todavía se está muy lejos de la cantidad que se realiza en Europa y EEUU», debido a que «a muchas personas que por su enfermedad coronaria deberían recibir la indicación de una angioplastia, se les realiza otro tipo de tratamiento o no acceden a un diagnóstico preciso».
La ATC es un técnica que logra desobstruir arterias cardíacas sin realizar una cirugía a corazón abierto y se practica haciendo una punción en una arteria en la ingle (vía femoral) o en la muñeca (vía radial), a través de la cual se pasa un catéter que permite llegar hasta la zona obstruida que impide el paso de la sangre.
El tratamiento consiste en traspasar esa obstrucción con el catéter y usándolo como riel se avanza con un balón milimétrico hasta el sitio obstruido, en el cual se infla ese balón y se desplaza el material que obstruye el vaso hacia la pared.
El procedimiento suele finalizar cuando se coloca un stent, un dispositivo semejante a un tubo metálico construido como una malla, que una vez posicionado en la zona de la obstrucción desplazada sostiene la pared del vaso e impide que se vuelva a obstruir.
Juan José Fernández, médico especialista en Cardioangiología Intervencionista y Secretario del CACI, precisó que «en la actualidad, según datos del Registro Nacional que lleva el CACI, se estima que en las 293 salas de hemodinamia existentes en Argentina, anualmente se realizan cerca de 38 mil ATC».
Fernández agregó que «esa tasa va en aumento con el correr de los años, dado a que las técnicas se perfeccionan y más profesionales se capacitan para realizar este tipo de intervenciones».
Destacó que «se abren nuevas salas de hemodinamia, tanto públicas como privadas y aumenta también la población de riesgo, compuesta básicamente por las personas de ambos sexos mayores de 40 años».
Sin embargo, dijo que «en Argentina aún se está subutilizando esta técnica, que puede expandirse mucho más» alcanzando niveles superiores a los 3.000 por millón para tratar problemas arteriales.
Los datos del CACI indican que entre el 15 y 20% de los procedimientos de ATC se realizan por urgencias y en general, son pacientes mayores de 40 años con enfermedad cardíaca coronaria.
Esa patología causa más de la mitad de las muertes de origen cardíaco y se caracteriza por la acumulación de depósitos grasos a lo largo de las capas de las arterias coronarias, que son las que suministran sangre al músculo cardíaco. Ese engrosamiento de las paredes arteriales llamado aterosclerosis, hace más estrechas las arterias y puede disminuir u obstruir el flujo de sangre al corazón.
Alfredo Bravo, médico cardioangiólogo intervencionista, destacó que «Argentina es un país formador de intervencionistas en el cono sur junto con Brasil y logró incrementar el número de laboratorios de hemodinamia, lo que contribuye de por sí a mejorar la asistencia».
Pero Bravo estimó que «lo que mejora la calidad es la actualización de posgrado en intervencionismo y la inspección de los laboratorios o salas de hemodinamia en el país, para sugerir o emplazar en algunos casos a modificar o directamente cambiar su equipamiento».