Uruguay habilitará a sus médicos para que receten marihuana a pacientes que padezcan trastornos neurológicos o dolores por cáncer, así como a quienes requieran abandonar drogas más duras, dijo Susana Muñìz, su ministra de Salud a la agencia Reuters.
El país, que en diciembre aprobó una ley que regula la producción y el comercio de cannabis, prepara un decreto específico para su uso con fines medicinales en el sistema de salud.
«Principalmente se va a utilizar para paliar dolores, como en el caso del cáncer, también las convulsiones o la epilepsia refractaria», dijo la funcionaria.
«Además están los casos de deshabilitación de otras drogas», agregó la secretaria de Estado en referencia a tratamientos que procuran que el usuario de narcóticos más fuertes como la cocaína deje el consumo de forma progresiva, reduciendo los efectos de la abstinencia.
El presidente de la Junta Nacional de Salud, Luis Enrique Gallo, confirmó que «en principio todas las enfermedades neoplásicas para mitigar el dolor» podrán incluir en su tratamiento la marihuana, una práctica común en otros países como Estados Unidos, Canadá o Israel.
En Uruguay, la ley prevé la venta de cannabis con fines medicinales a través de las farmacias a personas mayores de edad que integren un registro de usuarios de carácter confidencial y siempre y cuando presenten una receta médica.
La compra por parte de los usuarios regulares con fines recreativos está limitada en 40 gramos mensuales, pero el ministerio analiza la posibilidad de aumentarla cuando se trate de pacientes con estas dolencias, que suelen requerir mayor cantidad.
«Estamos viendo el dosificar cantidades, no se puede decir hoy si será más, pero se está analizando», precisó la ministra, que prevé que el protocolo finalice sobre fin de año.
El país sudamericano reglamentó en abril las condiciones para la producción y consumo de marihuana, de modo de suplir a unos 150.000 usuarios, de acuerdo con cifras oficiales, y así reducir la delincuencia y la inseguridad asociada a la venta ilegal.
Pese a las críticas de Naciones Unidas, la medida es observada con atención por otros países que tienen la expectativa de que funcione como una alternativa a las políticas represivas, que no han dado el resultado esperado.
Se espera que Uruguay convoque a la brevedad a una licitación para adjudicar entre dos y seis licencias para producir entre cinco y diez toneladas de marihuana en el 2014 en un predio que sería vigilado por las Fuerzas Armadas.