Un bar solo para mujeres: el popular barrio de Kreuzberg, en el sur de Berlín, cuenta con un establecimiento para fumar en pipas de agua en el que está totalmente prohibido el acceso a los hombres.
Incluso el propietario de este original negocio, Muhammad Armih, no pisa su local en horario comercial, para que las mujeres se sientan cómodas mientras conversan o toman algo en torno a un narguile, un dispositivo que se emplea para fumar tabaco de distintos sabores filtrado por agua.
«Mis tres hermanas me dieron la idea. A menudo se quejaban de que los hombres las miraban fijamente o que intentaban levantárselas y buscaban un lugar donde pudieran estar a gusto», relató.
«Hoy en día, muchos ya no van a discotecas para conocer a alguien, sino a los bares donde se fuma shisha. Los hombres, a menudo, se acercan a las chicas para hablar con ellas aunque ellas no quieren», añadió Armih.
De ahí que la entrada restringida en su local haya resultado todo un acierto. El pasado fin de semana el local estuvo a punto de colgar el cartel de completo. «Muchas mujeres reservan con una semana de antelación», añade Shanay, una de las camareras que trabaja en el lugar.
Al bar «Lady Hookah» acuden mujeres de todas las nacionalidades, explica su propietario, y no solo mujeres musulmanas que, al encontrarse entre otras féminas, pueden quitarse el pañuelo o velo que les cubre la cabeza. «Vienen también muchas alemanas y muchas inglesas», explica Armih.
Desde la Asociación Hotelera y de Restaurantes de Alemania señalan que este tipo de negocios pensados para un público muy específico constituyen una tendencia en la actualidad.
Cada vez más empresas se centran en determinados clientes o ponen en marcha una oferta enfocada en un determinado grupo o en personas de una determinada edad», indicó la portavoz que representa al sector, Stefanie Heckel.