Unos cien bastones verdes fueron entregados este mediodía a personas con baja visión para distinguirlas de las que llevan los blancos, que sufren de ceguera total. La conmovedora ceremonia contó con la presencia del titular de Red Solidaria, Juan Carr, quien acompaña desde hace años a la Asociación Latinoamericana de Baja Visión “El derecho a ver”, liderada por la profesora Perla Mayo.
El elemento fue creado por Mayo para “no condenar a la ceguera a personas que pueden ver líneas, contornos luces y hasta colores”, según sus propias palabras. En general, quienes padecen esta dificultad presentan enfermedades como maculopatía, diabetes, retinopatía del prematuro, glaucoma, miopías altas o cataratas no operables.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo existen unos 45 millones de individuos con ceguera y 135 millones con baja visión. Carr, en diálogo con DocSalud.com opinó que se debe concientizar sobre este problema, ya que “uno de cada 50 argentinos sufre una complicación grave en la vista”.
“Venimos a acompañar, además de aplaudir, aplaudir, aplaudir”, relató Carr en referencia a la tarea de Mayo, a la que contactó 12 años atrás tras verla en un programa de televisión.
“Desde Red Solidaria buscamos el compromiso, la calidad humana y transformar la realidad, algo que Mayo compartía con nostros”, agregó.
Si bien esta disminución en la vista es un problema mundial, sólo la Argentina posee un bastón de un color especial para que este colectivo pueda no sólo ayudarse, sino también tener un elemento de pertenencia.
La lucha de la profesora Mayo obtuvo el primer reconocimiento cuando en 2002 se sancionó la Ley 25.682, que determina “el uso de bastón verde como instrumento de orientación y movilidad de las personas que tienen baja visión”.
Durante el evento, que contó con el auspicio de Bayer, Mayo relató que, cuando se desempeñaba como maestra en una escuela para ciegos, uno de sus alumnos, llamado Federico, le dijo “señorita, hoy no se puso los aros”. Fue entonces que notó que si bien un certificado decía que el chico tenía “ceguera legal”, podía percibir algunas formas.
“Federico contó que no podía ver desde la zona central de su ojo, pero sí podía hacerlo desde la parte inferior si miraba hacia el techo”, relató y luego se colocó unos lentes especiales transparentes, con un círculo negro pintado en el centro, que simulaban el problema del chico.
La elección del verde para el bastón, según sus palabras, se debió a la esperanza, ya que “si se estimula correctamente a las personas con baja visión y se los acerca a cierta tecnología, pueden insertarse mejor”, indicó Mayo a la par que lamentó que hoy Federico sea ciego por no haber sido tratado a tiempo.
Durante el ejercicio de su profesión, Mayo fue echada de varios colegios especiales porque decidió, en lugar de enseñar braile, “alfabetizar a los niños con letras grandes” y “pintar con spray los propios bastones”.
Tras una larga lucha, esta profesora al fin se hizo escuchar y hoy, durante la Primera Entrega Nacional Bastones Verdes, fueron muchos los agradecidos de que alguien les haya devuelto “el derecho a ver”.