Insomnio: cuando las musas del sueño nos abandonan

Todos hemos pasado alguna vez una noche sin poder dormir. Puede ocurrir que no podamos conciliar el sueño en el momento que nos lo proponemos o que despertemos tras escasas horas de descanso. De una u otra forma, la noche en vela se prolonga y  las tareas del día siguiente resultan agobiantes.

El insomnio no se define por el número de horas que dormimos, ya que el tiempo de sueño que resulta “suficiente” varía de persona a persona y también con la edad.  Pero es un problema muy frecuente y se estima que, en su variedad crónica afecta al 10% de los adultos.

 

Sus síntomas, que se manifiestan durante el día , incluyen cansancio, somnolencia, irritabilidad, dificultad para la concentración, ansiedad, depresión y mayor riesgo de cometer errores o de sufrir accidentes. Afectan el desempeño laboral y las relaciones interpersonales. Está comprobado que las personas que sufren de insomnio crónico tienen un doble riesgo de tener un accidente automovilístico.

 

Las causas de este trastorno son múltiples, por lo general cualquier factor o situación desequilibrante puede desencadenarlo durante un período corto de tiempo. Es habitual que los cambios en el ambiente donde solemos dormir nos desvelen, como por ejemplo luces, ruidos o temperatura diferentes. También las situaciones de estrés personal y de preocupación como la pérdida de un ser amado, un divorcio o un despido son capaces de desencadenarlo, así como enfermedades recientes, cirugías o dolor.  Es común también el insomnio provocado por el consumo de algunos medicamentos o estimulantes, como los derivados de la teofilina, los beta bloqueantes, los esteroides, la hormona tiroidea o el abuso de alcohol. En todos estos casos, cuando se resuelven los factores desencadenantes, desaparece el trastorno del sueño.

 

Otra causa muy frecuente de insomnio agudo o de corto plazo son los viajes largos en avión, donde se atraviesan diferentes husos horarios. Este trastorno se conoce como jet lag y es más pronunciado cuando se viaja en dirección desde el oeste hacia el este. Muchas personas necesitan varios días para adaptar su ritmo de sueño a la nueva zona horaria.

 

El insomnio es también muy común en las personas que trabajan en horarios nocturnos, frecuentemente tienen sueño durante la mañana pero presentan dificultad para conciliarlo por la tarde.

 

Cuando el problema se prolonga durante más de un mes, se convierte en crónico. Las causas de este problema son, por lo general, las enfermedades mentales como depresión o trastornos de ansiedad, las neurológicas como el alzheimer o parkinson, las enfermedades que causen dolor o dificultad para respirar, la apnea del sueño, algunas medicamentos o el abuso de drogas estimulantes.

 

Es frecuente confundir el insomnio con la deprivación de sueño, en este último caso se duerme poco por algún motivo, pero llegada la oportunidad de descansar no hay ninguna  dificultad para conciliar el sueño.          

 

Algunos consejos para evitar el jet lag en los viajes largos:

 

• Trate de viajar durante el día y evitar los vuelos nocturnos

 

• Evite  las comidas copiosas, el café y el alcohol

 

• Beba agua

 

• Si el viaje dura más de ocho horas considere tomar un hipnótico de corta duración.

 

• Evite las reuniones importantes en el día de llegada

 

• Algunas investigaciones avalan el uso de melatonina para modificar el ritmo circadiano. (5 mg en el nuevo horario nocturno, durante 4 noches)

 

• Exponerse a luz intensa para ayudar a cambiar el ritmo circadiano.

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