El caso del joven saudí Jaled Mohsen Chairi, que pesa 610 kilos es muy poco frecuente, y para tratar un paciente tan extremo se requiere un abordaje interdisciplinario, según explicó el doctor Alejandro Grigaites, director de Unidades Bariáticas.
Consultado por DocSalud.com, Grigaites aclaró que “se considera un paciente extremo a aquel que pesa 250 kilogramos, por lo que para el joven pueda acceder a una cirugía debería bajar al menos 300 kilos”.
Este descenso antes de un procedimiento quirúrgico es vital porque “no están preparados los quirófanos ni tampoco el instrumental para tratar a este tipo de pacientes, ya que podrían quebrarse o hasta romperse”.
Por este motivo, antes de ser intervenido, Chairi “debería estar internado al menos un año y su abordaje tendrá que ser multidisciplinario”. En ese proceso “no sólo tendrían que participar diferentes profesionales, sino que también habría que utilizar distintas tecnologías para acelerar el descenso”.
Existen distintos tipos de cirugías para tratar la obesidad, según explicó Grigaites. En primer lugar están las restrictivas, orientadas a que el paciente no pueda comer grandes volúmenes de alimentos. Entre ellas están la gastrectomía vertical o la banda gástrica.
También existen las cirugías malabsortivas, en las que la persona puede comer lo que desee, pero no será capaz de absorber la totalidad de los alimentos. La más conocida entre ellas es la derivación biliopancreática. Pero este tipo de procedimientos no son muy aceptados en la Argentina por causar diarreas, incomodidad y desnutrición.
Por último están las cirugías mixtas, que son principalmente restrictivas pero también son en parte malabsortivas, entre ellas el by-pass gástrico, que según explicó Grigaites, es el método estándar con más alta aceptación a nivel mundial.
“A pesar de que las cirugías malabsortivas no son las opciones recomendadas en pacientes de hasta 250 kilos, en estos casos extremos sería la más indicada”, sugirió el experto.
Pero un procedimiento quirúrgico “no bastaría para tratar a un paciente como éste, que requiere claramente un abordaje multidisciplinario”, agregó.
Entre los médicos que deberían participar en la recuperación están los endocrinólogos, para descartar si el paciente tiene un trastorno en la tiroides o en las glándulas suprarrenales; un nutricionista, que elabore un plan alimentario balanceado, y un experto en salud mental, ya que un paciente que lleva a ese peso puede tener serias complicaciones psicológicas.
“No cualquier persona llega a un peso de más de 600 kilos, por lo que se debe indagar qué la llevó a comer de una forma tan desmedida. Existen casos en que determinadas personas sufrieron hasta abusos e ingerían alimentos como método de defensa, por lo que se debe hablar con la familia y el entorno”, ejemplificó el doctor.
En síntesis, para Grigaites, el tratamiento debe orientarse al descenso de peso al indicarle al paciente qué es sano y la forma de comer, pero también indagar en problemas de personalidad y descartar síndromes genéticos asociados.
Conaultado sobre las expectativas de recuperación de un paciente como el caso del joven saudí, el experto sugirió que “deben ser reales, al apuntar que la persona pueda volver a caminar sin sufrir fracturas, pueda higienizarse por sí sola, atarse los cordones y conseguir una pareja, cosas que cualquier persona puede dar por sentado”.