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Sondeo: 8 de cada 10 porteños aceptaría que se prohíba fumar en parques y plazas

Un relevamiento realizado en la Ciudad de Buenos Aires sobre la opinión de los porteños acerca de potenciales limitaciones al acto de fumar en plazas y parques y en el interior de vehículos, mostró que el 82,5 % estaría de acuerdo en que se implemente una prohibición a menos de 8 metros de las áreas infantiles en lugares recreativos abiertos y un 64,1% en que esa restricción también se incluya en el interior de taxis, remises y automóviles particulares.

La encuesta, denominada «Percepciones de los porteños sobre el tabaquismo en espacios abiertos y automóviles» fue realizada por el Centro para la Investigación de Enfermedades No Transmisibles, Asociación Civil (CIENTA) durante abril y mayo de este año. Incluyó la participación de 938 personas mayores de 15 años con una media de 31 años en las mujeres y 34 en los hombres. El 47,9% eran fumadores, el 17,8% exfumadores y solamente el 34,2% nunca habían fumado.

«Los objetivos de este sondeo fueron describir el grado de acuerdo de la población con la prohibición de fumar en parques y plazas de la ciudad y cuáles son los principales argumentos para acordar o disentir con esto, e identificar el grado de concordancia de las personas fumadoras con la legislación actual en materia de control de tabaco», manifestó Marta Angueira, médica cardióloga, especialista en cesación tabáquica y directora del Proyecto Buenos Aires Ciudad Libre de Humo.

Entre otras conclusiones del sondeo, cuando se les preguntó sobre su opinión respecto de si el humo del tabaco en ambientes abiertos era perjudicial para su salud y la de los otros, el 43,4% respondió en forma negativa, un 15,5% no supo que responder, y sólo el 41,3% lo hizo afirmativamente.

Y ante la consulta sobre su opinión de que se prohíba fumar en espacios abiertos como plazas y parques, el 38,3% se mostró a favor (de acuerdo o muy de acuerdo) contra el 61,7% que lo hizo en contra (en desacuerdo y muy en desacuerdo). Sin embargo, cuando la pregunta hizo referencia a «los niños», indagando sobre que la prohibición incluya los espacios que se encuentren a menos de 8 metros de las áreas infantiles, el 82,5% estuvo de acuerdo contra el 17,5% que se manifestó en contra.

«Si uno abre las respuestas en el grupo de actuales fumadores, las cifras son dramáticamente más favorables hacia el tabaquismo y en contra de las restricciones en todas las preguntas, mientras que si se toman las respuestas de aquellos que nunca fumaron, la relación es exactamente inversa», explicó Angueira.

Por su parte, el director de Control de Tabaco de la Unión Internacional contra la Tuberculosis y las Enfermedades Respiratorias (La Unión), Ehsan Latif, reveló que «socialmente se considera que fumar en un espacio abierto no produce daño para la salud de los no tabaquistas, basado en la falsa creencia de que el humo emanado se mezcla con el aire del ambiente». «Sin embargo, numerosas investigaciones afirman que no hay un umbral seguro de exposición al humo de tabaco ambiental», remarcó Latif.

Un artículo publicado en la Revista Tobacco Control en el año 2000 menciona que los niveles de humo por la combustión del cigarrillo en espacios abiertos pueden ser tan altos como en ambientes cerrados. Además, su autor asegura que su dispersión atmosférica varía según la cantidad de fuentes emanadoras y del viento.

Exposiciones infrecuentes e incluso en bajas concentraciones pueden causar afectación del aparato cardiovascular, así como exacerbaciones asmáticas en personas susceptibles.

Apoyando este concepto, el Health and Safety Code ubica al humo ambiental de tabaco en la misma categoría que otros tóxicos ambientales como benceno, arsénico y asbesto.

En California existe una legislación desde 2001 que prohíbe fumar a 25 pies (7,62 metros) de areneros y áreas de juegos de niños en parques.

«Las colillas de cigarrillos constituyen la principal fuente de envenenamiento accidental en menores de 6 años. En bebés o niños pequeños una cantidad mínima de nicotina causa náuseas y vómitos y dosis mayores provocan debilidad, convulsiones o crisis respiratorias que pueden ser mortales», sostuvo Latif.

Si bien las colillas tienen un sabor amargo y por lo tanto esto puede limitar la cantidad de nicotina que se ingiere accidentalmente, a menudo los niños exploran su medioambiente a través del contacto oral o mediante imitación de los adultos.

En Estados Unidos, entre 2006 y 2008, se registraron 13.705 niños menores de 6 años que sufrieron envenenamientos accidentales con productos del tabaco. Casi 10.600 de esos casos fueron por colillas de cigarrillo.

«Este trabajo representa un punto de partida para que en años posteriores podamos repetir la encuesta, y de esta manera analizar la evolución de la situación y ver si se logró crear o no más conciencia en nuestra población sobre los perjuicios para la salud del tabaquismo en las distintas situaciones», concluyó Angueira.

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