Como adultos y médicos que acompañamos a los adolescentes deberíamos preguntarnos qué hay detrás de la decisión de un adolescente de marcar su cuerpo con un tatuaje o colocarse un piercing. Lo primero y principal es comenzar con los interrogantes clásicos: ¿Por qué? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuántos? ¿Cómo? ¿Quién?
¿Por qué? Es probablemente el aspecto más complejo para analizar. Los adolescentes se marcan como un intento de procesar y transitar aspectos de esta etapa como la autonomía y la identidad. Marcándose son únicos, se individualizan, incorporan fechas, personas, vivencias, estos símbolos pasan a ser parte de su piel y de su “ser”. La pertenencia a un grupo es también una causa frecuente. Si asumimos que estas marcas son una manera que tiene el adolescente para diferenciarse y sentirse único, es interesante que pensemos también como actúan frente a adultos que tienen varios tatuajes y piercings: es lógico que ellos quieran tener más aún que sus mayores.
¿Qué? Lo que elige tatuarse un adolescente nos habla directamente de su realidad. Preguntar qué es o qué significa un tatuaje es una oportunidad para conocerlo más profundamente y abrir una puerta a sus creencias, valores y gustos.
¿Dónde y cuántos? Saber en qué lugar del cuerpo deciden tatuarse o hacerse un piercing es importante para poder prever e informarles sobre posibles complicaciones físicas y sociales, así como también reflexionar juntos sobre la permanencia de estas marcas y lo fundamental que es no tomar la decisión apresuradamente o bajo presión. Es conveniente saber que en general el número de tatuajes es impar, o sea que si vemos un adolescente con dos tatuajes es probable que pronto se realice un tercero.
¿Cómo y quien? Aconsejar realizarlo con un profesional, con las medidas de asepsia necesarias y evaluar las condiciones del gabinete como material descartable, guantes, presencia de estufa de esterilización es fundamental. Para evitar dermatitis por contacto, se debe recomendar el uso de oro, plata o acero quirúrgico para “piercings” y tinturas vegetales para tatuajes. Se desaconsejan los dibujos en cara y dorso de mano, así como también en áreas de acceso de agujas y catéteres. Se deben chequear previamente que las vacunas (hepatitis B y antitetánica) estén al día. Y por último, informar que la remoción es siempre más complicada que tatuar.
Para prevenirse
Las modificaciones corporales como piercings y tatuajes son cada vez más frecuentes y más aceptadas entre los adolescentes y sus complicaciones van desde daño local (infección, sangrado, desgarro, cicatrices, reacciones de hipersensibilidad) hasta compromiso sistémico (endocarditis bacteriana, glomerulonefritis, shock tóxico). La asociación con enfermedades de transmisión sexual varía entre los diferentes estudios, y son más frecuentes cuando estas modificaciones no son practicadas por un profesional. Es importante usar el máximo esfuerzo en educar a la población general y a los tatuadores en cumplir la vacunación contra el tétanos y la hepatitis B y el protocolo de normas de seguridad en los centros donde se efectúan tatuajes y piercings por parte de autoridades sanitarias.
La presencia de perforaciones o tatuajes no necesariamente representan conductas de alto riesgo, pero deben ser tenidas en cuenta por el médico durante la consulta debido que se ha visto que a mayor número de tatuajes y piercings mayor asociación a conductas de riesgo y cuanto más extenso es el tatuaje mayor relación con trastornos de personalidad. Por eso se aconseja explicar a los adolescentes que la decisión de realizarse un tatuaje o piercing debe ser pensada, valorada y compartida.
Como cierre, citamos al doctor Andres Martin, médico estadounidense y profesor de Psiquiatría Pediátrica en el Yale Child Study Center: «Los tatuajes y piercings pueden ser entendidos como esfuerzos de autoconstrucción y decoración, más que ser asumidos prematuramente como actos destructivos y de automutilación; si tenemos esto en mente, podremos no sólo llegar a un juicio más razonado, sino también conectarnos a través de la piel de los adolescentes a otro nivel de su realidad interna.”
*La Dra. Mariana Krauss (M.N. 123975) es médica especialista en adolescencia y el Dr. Sergio Bialylew (M.N. 85523), es médico especialista en Medicina Familia. Ambos se desempeñan en el Hospital Italiano de Buenos Aires.