La Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió un alerta epidemiológico en el que insta a los países miembros a profundizar la detección temprana de casos, informó hoy el Ministerio de Salud de la Nación. La cartera sanitaria destacó también que la campaña de prevención desarrollada desde 2009 permitió reducir 96% los contagios en Argentina.
Según datos oficiales del organismo internacional, durante 2011 los Estados Miembros notificaron 979.774 casos de dengue, de los cuales 15.860 presentaron formas graves que requirieron hospitalización y 692 fallecieron.
Especialmente enfocadas a los países situados en el hemisferio sur, la OPS reiteró recomendaciones destinadas a reducir la morbilidad, la mortalidad y la carga social y económica generada por los brotes y las epidemias de dengue.
En ese sentido, instó “a capacitar al personal médico y a los clínicos que manejan casos, tanto a nivel de atención primaria como de otros niveles de atención, a fin de garantizar la detección temprana, el tratamiento y la remisión de casos a los servicios de atención hospitalaria, cuando sea necesario”.
En Argentina, desde el 1 de julio de 2011 hasta la fecha, aun no se han registrado zonas con circulación viral de dengue. Si bien se han estudiado un total de 241 casos compatibles con la infección pertenecientes a 14 provincias, 215 resultaron descartados, 25 se encuentran en estudio y uno resultó confirmado en el mes de julio, con antecedentes de viaje a Paraguay.
Los resultados alcanzados por nuestro país muestran un descenso sostenido de casos de dengue desde la epidemia que se suscitara en 2009 y hasta la actualidad. Esta reducción es producto de la implementación del “Plan Nacional de Prevención y Control del Dengue y la Fiebre Amarilla”, que se comenzó a instrumentar a partir de la llegada del ministro Juan Manzur a la cartera sanitaria nacional, en julio de aquel año.
De acuerdo a los registros del Ministerio de Salud de la Nación, en 2009 se produjo la mayor epidemia de dengue de la historia del país, llegando a un acumulado anual de 25.989 casos y 5 fallecidos. Pero en 2010, a partir de la aplicación del plan, se redujeron en un 96% los casos registrados pasando de los casi 26.000 de 2009 a menos de 1.000 contabilizados en 2010 y ningún deceso.
El Plan Nacional de Prevención y Control del Dengue y la Fiebre Amarilla, que fue avalado por todos los ministros de Salud del país y contó con el asesoramiento técnico de sociedades científicas, es una estrategia que tiene por objetivo prevenir y combatir el dengue, y mejorar el control de la ocurrencia de fiebre amarilla, ya que ambas afecciones son trasmitidas por el mismo vector, el mosquito Aedes aegypti.
La alianza estratégica para hacerle frente a estas enfermedades contempla la asistencia técnica y financiera de la cartera sanitaria nacional a las provincias para la promoción de actividades de descacharrado, la capacitación de equipos sanitarios, la compra de insecticidas, la abatización -colocación de larvicidas en recipientes en los que se acumula agua potable- y la puesta en marcha de campañas de comunicación y movilización social acompañada de un programa de educación comunitaria tanto para áreas de riesgo de dengue y zonas fronterizas como para el resto del país.
El dengue es un problema creciente para la Salud Pública mundial debido a varios factores como el cambio climático, el aumento de la población mundial en áreas urbanas de manera rápida y desorganizada, la insuficiente provisión de agua potable que obliga al almacenamiento de la misma en recipientes caseros, la inadecuada recolección de residuos y la gran producción de recipientes descartables y neumáticos desechados.
A estos factores se suman el aumento de los viajes y las migraciones, y el control insuficiente de los vectores, todos elementos que impactan en la proliferación de esta enfermedad. En Argentina el comportamiento del dengue es epidémico y la ocurrencia de casos se restringe a los meses de mayor temperatura, en estrecha relación con la ocurrencia de brotes en los países limítrofes.
La enfermedad es causada por un virus que se transmite a través de la picadura del mosquito Aedes aegypti, lo que convierte al control del vector en una herramienta fundamental para la prevención de la enfermedad. La misma no se contagia de persona a persona, ni a través de objetos, ni por vía oral, respiratoria o sexual. Sin embargo, aunque es poco común, las mujeres embarazadas pueden transmitirla a sus bebés durante el período de gestación.
Existen cuatro variantes del virus del dengue, los serotipos 1, 2, 3 y 4, y cualquiera de ellos puede producir formas graves de la enfermedad e inclusive la muerte.
Si bien no existe una vacuna eficaz para prevenir el dengue, la inmunidad es serotipo-específica por lo que la infección con un serotipo determinado confiere inmunidad permanente contra el mismo.